La electromovilidad ha tenido un avance sostenido en el tiempo que, si bien no es considerable aún en Latinoamérica, ya significa un giro en las proyecciones futuras, tanto en comercialización, capacitaciones como en infraestructura.
Uruguay es uno de los países que está dando sus primeros pasos en la electromovilidad dentro de sus condiciones económicas, regulatorias y comerciales. Y aunque esto aún no se ha visto evidenciado de manera significativa en las ventas de vehículos eléctricos, ya que solo se compraron 248 vehículos en todo el 2021 (un 0.5% de incremento con respecto al 2020), si se han evidenciado algunas políticas públicas orientadas a esta cuestión. Para conocer la situación del continente haz click aquí.
Sin ir más lejos, se trata del primer país en el continente en aprobar el Bachillerato en Movilidad Eléctrica de la Dirección General de Educación Técnico. Es decir, los jóvenes que se egresen de este secundario estarán capacitados por primera vez para trabajar con motores eléctricos.
La medida fue aprobada por el Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) y fue solicitada en unidad entre el sector productivo y sus necesidades y las comunidades educativas.
El que no ocultó su alegría fue el Presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública, Robert Silva García quien expresó en Twitter: “Se trata de una propuesta formativa profesional que atiende una demanda importante respecto de nuevos sectores de actividad, generando nuevas oportunidades para los jóvenes al culminar la Educación Media Superior”.
Esta cursada se desarrollará una parte práctica en los talleres de una empresa de electromovilidad con sede en el país, de la que aún no han anunciado el nombre y una parte teórica en las instalaciones del colegio.
Podrán ser inscritos a esta currícula todos los estudiantes que hayan aprobado el segundo año de la Educación Media Profesional con orientación a la Mecánica Automotriz. De momento no se han desarrollado otras disciplinas alternativas que se puedan asociar a la electromovilidad.
La incorporación de esta tecnicatura se enmarca en un plan del gobierno nacional que ha elevado la Guía Sobre Movilidad Eléctrica Urbana que ya avisaba la necesidad de generar este tipo de capacitaciones.
De esta manera se puede ver una labor articulada entre el gobierno nacional y el sector productivo privado, quien rápidamente tomó cartas en el asunto y coordinó con Educación.
Según la guía, “el país todavía no cuenta con programas especializados para la formación de técnicos y profesionales en movilidad eléctrica que permitan desarrollar las capacidades humanas necesarias para facilitar y soportar la adopción masiva de la movilidad eléctrica”.
Y agrega: “No obstante, ya existen algunos esfuerzos por parte de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU) y el Centro de Formación en Operación y Mantenimiento en Energías Renovables (CEFOMER), un proyecto conjunto de INEFOP, MIEM y UTEC”.
Para solucionar esto, la Guía propone conformar universidades y centros de formación técnica que desarrollen programas técnicos y profesionales especializados en la electromovilidad.
Sin embargo no se trata de un plan de estudios que solamente enseñe la parte técnica, sino que tiene el objetivo de profundizar sobre la problemática social y abordarla desde otras aristas sostenibles. En ese sentido, además de buscar aportar a la descarbonización el país, el proyecto también contempla el reciclaje de baterías y la importancia del almacenamiento energético.
Además del correspondiente énfasis no solo en el funcionamiento, sino también en el mantenimiento de los vehículos eléctricos. Otro de los puntos importantes es la implementación de la infraestructura de carga y de todos sus dispositivos electrónicos, incluidas aplicaciones móviles.
“En ese sentido, se debe prestar atención, apoyar y mejorar los esfuerzos que está realizando la UTU y CEFOMER”, señala.
Claro que aún hay puntos que exceden a esta legislación y es cuestión de tiempo que empiecen a tomar relevancias para nuevos proyectos o financiamientos, como por ejemplo capacitaciones en otras áreas como el manejo de accidentes donde se utilicen vehículos eléctricos. De momento, la realidad es que la electromovilidad no está tan asentada en el país como para que esta falta signifique una gran problemática.