Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) los empleos verdes son «los trabajos en agricultura, actividades de fabricación, investigación y desarrollo, administración y servicio que contribuyen sustancialmente a preservar o restaurar la calidad medioambiental». Es decir que son trabajos desarrollados con una perspectiva ambiental y con el objetivo de reducir el daño a la naturaleza, más allá de su intencionalidad lucrativa.
Además, el empleo verde, como define la Organización Mundial del Trabajo (OIT), debe cumplir con los estándares de trabajo decente. Un concepto definido por esta organización que determina si una relación laboral se produce en condiciones de libertad, igualdad, seguridad y dignidad humana.
Un empleo verde, por ejemplo, sería el generado a partir de la producción de un vehículo eléctrico, donde intervienen personas que lo diseñan, lo ensamblan, lo reparan, etc. Otro ejemplo podría ser el trabajador que se encarga de la instalación de un panel solar.
Entre sus principales beneficios se encuentran la reducción de gases de efecto invernadero, de residuos y contaminación; el ahorro en el consumo de energía y de materias primas; la adaptación al cambio climático y la preservación y restauración de los ecosistemas.
Por otra parte, el impacto positivo que el empleo verde genera en el mercado laboral también es un aspecto importante. Ya que, según la OIT en su documento Empleo Verde en Argentina, “el desarrollo de una economía verde tiene un efecto neto positivo sobre el empleo en términos de cantidad y calidad” y los procesos que se generan a partir de ésta crean “nuevos perfiles laborales” que adaptan sus competencias para el progreso económico.
La posible generación de trabajo se inscribe en un contexto en donde la OIT prevé que, en caso de continuar la dinámica actual, el crecimiento del empleo en el futuro no será suficiente para absorber a toda la fuerza laboral que está incrementando en los países en desarrollo.
Sin embargo, en su informe Perspectivas sociales y del empleo en el 2018, la OIT señala que, en pos de alcanzar el objetivo de disminuir la temperatura global a 2°C, se puede “dar lugar a la creación de unos 18 millones de puestos de trabajo en la economía mundial».
Este objetivo está definido en el Acuerdo de París y su cumplimiento depende de un mayor uso de fuentes de energía renovables, de la promoción e instalación de infraestructura para los vehículos eléctricos, de obras para mejorar la eficiencia energética en los edificios, entre otros desarrollos que demandan una considerable mano de obra.
Akanksha Khatri, jefa de la Agenda para la Acción sobre la Naturaleza del Foro Económico Mundial (WEF), en cambio, tiene un pronóstico mucho más optimista que el de la OIT. Ya que según afirmó en diálogo con BBC su organización proyecta que “se crearán 395 millones de empleos verdes de aquí a 2030 y que el sector generará un volumen de negocios cercano a los US$10 billones, siempre que las empresas y los gobiernos continúen apostando por este tipo de desarrollo”.
Por otro lado, en la investigación del Empleo Verde en Argentina la OIT asegura que “el cambio climático afecta al empleo en la mayoría de los sectores, sobre todo en los que más dependen de los recursos naturales, como la agricultura y el turismo. Así, los trabajadores más vulnerables a perder sus empleos son los más pobres, los informales, los estacionales y los que se desempeñan en pequeñas y medianas empresas”.
Por eso, el empleo verde, al combatir el cambio climático también contribuye a la conservación de puestos de trabajo amenazados por el aumento de la temperatura global y sus consecuencias. Los trabajadores desempleados por la crisis climática suelen pertenecer al sector informal ya que están menos protegidos y tienen menos herramientas para defenderse.
El empleo verde en Argentina
A partir de los datos relevados por la OIT en 2015 para su informe Empleo Verde en Argentina, existían 650.000 empleos verdes en Argentina, que representaban el 7% del total de los asalariados registrados.
Dentro de este segmento, la industria (38%) y el transporte (29%) representaban la mayor parte. Mientras que agricultura, ganadería, silvicultura y pesca se quedaba con el 9%). Las actividades de servicios y comercio vinculadas con la protección ambiental sumaban un 10%.
En la actualidad, una política pública dedicada al empleo verde es el Potenciar Empleo Verde, una de las líneas del programa Potenciar Trabajo creado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.
Esta línea gestionada por el ministerio está orientada a impulsar procesos productivos con prácticas sustentables y amigables con el ambiente, mediante apoyo económico, equipamiento y capacitación.
Está dirigido principalmente a actores de la economía popular como cooperativas, organizaciones y trabajadores, que desarrollen actividades relacionadas a la economía circular, la restauración de ecosistemas, la protección comunitaria de áreas de conservación, el reciclado, la agroecología y la ecomovilidad.