Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

El 91% de la población argentina vive en ciudades, aunque con una distribución muy desigual territorialmente. Se destacan 40 grandes ciudades con más de 200 mil habitantes y unas 198 localidades con población entre 20 mil y 200 mil personas. En esta nota, Ana Fehrmann, arquitecta y especialista en desarrollo y planificación urbana integral, nos cuenta porqué las ciudades intermedias son clave para un desarrollo federal y equitativo del país. 

Por Ana Fehrmann*

Argentina tiene, según el Censo del año 2010**, una población que supera los 40 millones de habitantes y que se concentra en su gran mayoría en áreas urbanas; esto se evidencia en que el 91% de su población vive en una porción de apenas el 0,5% del territorio

Por otra parte, además de esta alta concentración demográfica, la distribución se da de manera muy inequitativa a lo largo y ancho del país. Esto se ve reflejado en las distintas regiones: en un extremo se encuentran la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) – que posee la mayor concentración de habitantes (7%) en la menor superficie nacional (0,2%) – y la provincia de Buenos Aires (PBA) – que dispone del 40% de los habitantes en el 11% del país. En cambio, en el otro extremo se encuentra la Patagonia que resalta por su extensión geográfica (33%) en donde solo habita el 6% de la población. En un punto medio se ubican, por un lado, la región del Centro con una proporción considerable de habitantes (19%) en un 14% del territorio y, por el otro, el grupo de las regiones restantes: Noroeste (NOA), Noreste (NEA) y Cuyo. Éstas poseen una población que ronda en el 9% – 11%, 8%, 7% respectivamente – y se distribuyen en extensiones que son prácticamente semejantes entre sí con un 14,33% del total nacional cada una. 

Al mismo tiempo, al realizar una clasificación de las localidades argentinas, se pueden identificar 3 grupos conforme a la cantidad de población que poseen. El primero está formado por las grandes ciudades, con una población superior a 200.000 habitantes, el segundo por las urbes de tamaño intermedio con asentamientos entre 20.000 y 200.000 habitantes, finalmente las pequeñas, con menos de 20.000 habitantes y agrupaciones rurales con menos de 2.000 habitantes. 

De acuerdo a las categorías presentadas se observa que, de las 3.516 localidades argentinas, sólo 40 son grandes ciudades, con una presencia y distribución puntual y concentrada en determinados espacios geográficos y contienen a un poco más del 55% de la población del país. Por otro lado, 198 localidades corresponden al rango medio, concentrando casi el 30% de la población nacional y con una dispersión espacial significativa. Finalmente, existen 3.278 asentamientos de la tercera categoría – pequeñas –, que si bien en términos absolutos son considerables y se encuentran presentes en todo el territorio argentino, su población no alcanza el 20% del total nacional.  

Al observar puntualmente la ubicación geográfica de las grandes ciudades se puede notar que las de mayor tamaño se encuentran en CABA, PBA, Centro y NOA, mientras que en el resto de las regiones sus dimensiones son significativamente menores, con Cuyo y la Patagonia muy por detrás del NEA en las que no existe ninguna ciudad de más de 400.000 habitantes. En este sentido, las grandes ciudades aumentan las oportunidades que proporcionan a sus ciudadanos pero a la vez, cuando su crecimiento se da en el marco de una carente o insuficiente planificación urbana, se intensifican los problemas que su expansión trae aparejado. Esto muchas veces termina redundando en una peor calidad de vida para sus ciudadanos que se expresa en un aumento de los niveles de pobreza y desigualdad, y en una mayor contaminación ambiental, que profundiza la contribución a la crisis climática, entre otras cuestiones que podrían prevenirse. 

Por el contrario, a partir de un análisis de las ciudades intermedias se vislumbra que éstas se distribuyen de una forma uniforme, proporcionada y equilibrada en toda la superficie nacional. A su vez, se distingue la particularidad que en Cuyo y la Patagonia se presenta una mayor concentración de habitantes en relación al resto de las categorías. Esto puede convertirse en un factor positivo a considerar ya que, ante la ausencia de grandes ciudades en estas regiones, podrían constituirse como una alternativa a explotar en tanto constituyen una oportunidad para consolidar un desarrollo urbano integral, que mejore la calidad de vida y optimice las condiciones estructurales que permita alcanzar un progreso sostenible. 

Entre las principales virtudes de las ciudades intermedias se puede mencionar en primer lugar que cuentan con una estructura determinada que, gracias a su masa crítica, les permite alcanzar economías de escala suficientes para un mejor desarrollo y funcionamiento. Por el otro, poseen una estructura urbana más compacta y con una densidad más conveniente que las ciudades de otras dimensiones, lo que favorece al consumo más eficiente de los recursos – suelo, infraestructuras, equipamientos y servicios esenciales – reduciendo el costo de los mismos. 

Si a estas condiciones de las ciudades intermedias se las considera en el contexto de su distribución geográfica y disposición entre los grandes centros urbanos y las áreas rurales, se podría por un lado, descomprimir las demandas en las primeras y por el otro ofrecer bienes, servicios y oportunidades a las segundas ejerciendo un rol mediador entre ambos espacios. 

A su vez, muchas ciudades ejercen una función determinada: cultural, turístico, logístico, administrativo, industrial, agropecuario, etc. Así de acuerdo a sus atributos y recursos específicos de cada una de ellas, unas brindan complementariedad con otras, conformando sistemas policéntricos que les permiten interactuar, colaborar y optimizar su desarrollo, generando sinergias y fortaleciendo el intercambio de recursos, bienes y servicios en su región. Por lo tanto, comprendiendo a las ciudades dentro de un sistema interrelacionado, se observa que al promover y consolidar las ciudades intermedias se puede favorecer un desarrollo federal equilibrando las oportunidades económicas y sociales del país, para alcanzar una Argentina más justa y equitativa. 

* Ana Fehrmann es Arquitecta (UBA), Magíster en Economía Urbana (UTDT) especializada en desarrollo y planificación urbana integral. Además es consultora en el diseño de estrategias y proyectos integrales a partir de un enfoque holístico orientado a la generación de soluciones de triple impacto para el sector público y privado.

Nota: **De acuerdo al Censo de 2022, la población Argentina asciende a 46.044.703 habitantes; aún se aguardan los datos desagregados por localidad para un análisis actualizado.

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