La necesidad del mundo de girar hacia un entorno verde, sostenible e inteligente lleva a los distintos gobiernos a pensar en estrategias de operatividad para lograr esa transformación. Una de las principales barreras, además del cambio culturalo, es la capacidad económico-financiera para afrontar la transición, cuestión que diferencia a los países del primer mundo de aquellos que aún están en vías de desarrollo.
Sin embargo, si bien a priori se trata de un impedimento, los distintos municipios (independientemente de su dimensión) se han volcado igual a tomar este tipo de medidas e iniciativas. Este es el caso de Roque Pérez, un municipio argentino de 11 mil habitantes ubicado en la provincia de Buenos Aires cuyas actividades económicasa principales son la agricultura y a la actividad ganadera. De hecho cuentan en sus 1600 km2 de superficie con el criadero de cerdos más grande del país.
Para conocer la actividad de este lugar, desde Utopía Urbana dialogamos con Cecilia Zucotti, Directora de Medio Ambiente local, quien se encargó de comentar cómo es el trabajo para lograr un municipio verde y sustentable, incluso aún más luego de la pandemia de Covid-19.
“Aprovechamos que la gente estaba en sus casas cambiando hábitos por la pandemia para implementar la separación de residuos diferenciada. Además empezamos a hacer mucho hincapié en la educación en este tipo de cuestiones”, aseguró.
“La pandemia dio el tiempo extra que, si bien es un segundo muchas veces, antes no estábamos acostumbrados. Ahora por suerte las familias hacen el esfuerzo y eso se empieza a ver”
De hecho, tal es el caso en la búsqueda de una ciudad limpia, que la Dirección de Medio Ambiente es algo que empezó a girar en la localidad hace menos de dos años. Desde entonces, el rumbo de la dirección es “ir de a poco y tener una ciudad completamente sustentable. Para eso estamos trabajando y articulando con distintas áreas”, resaltó la funcionaria. De hecho, esto va a tono con lo que se puede leer en la página web oficial, donde explican que la intención es alcanzar el desarrollo sustentable y el mejoramiento continuo de la calidad de vida de los habitantes de la ciudad.
Hoy por hoy, aunque parezca un pequeño hábito, en Roque Pérez se recoge lo orgánico y húmedo los lunes, miércoles y viernes mientras que otros tipos de residuos los jueves y sábados. “Apelamos a la educación y a la concientización para cambiar esos hábitos y crear otros más saludables que vayan a tono con la ciudad que queremos”, explicó Zucotti.
“La pandemia dio el tiempo extra que, si bien es un segundo muchas veces, antes no estábamos acostumbrados. Ahora por suerte las familias hacen el esfuerzo y eso se empieza a ver. De hecho hasta las huertas familiares, donde pasamos de tener 300 a 500 familias en poco tiempo”, explicó.
Recolección de residuos como política estatal
El reciclaje sin dudas es uno de los puntos más fuertes en discusión a la hora de intentar salvar el planeta de los grandes contaminantes producidos por el humano. Sin embargo, son pocos los municipios y localidades que logran hacerlo como en el caso de Roque Pérez.
“A través de la educación formal y no formal vamos picoteando la cabeza de todas aquellas políticas públicas que queremos reforzar por medio de la educación”
Allí se encuentra la Planta de Tratamiento de Residuos Sólidos Urbanos que tiene como objetivo “la concientización de la población, la minimización de la generación de residuos y su clasificación en domicilio, la recolección, el transporte de los residuos, el tratamiento de lo orgánico haciendo compostaje, y la clasificación, enfardado y acopio de lo inorgánico para su posterior comercialización”, según explican en la página oficial.
“Tenemos una planta que, si bien está hace 20 años, fue una de las prioridades de la gestión para lograr un trabajo integral en la gestión de residuos. Para ello, además del trabajo de campo, establecimos el programa municipal «Conciencia Activa”.
“A través de la educación formal y no formal vamos picoteando la cabeza de todas aquellas políticas públicas que queremos reforzar por medio de la educación. Trabajamos en todos los niveles educativos de varias maneras. Algunos hacen asesoramiento a docentes y también charlas a alumnos. Después los recibimos en la planta, en el complejo ambiental. Recorremos la planta y el vivero municipal”, explicó.
No solo se trata de la recolección de residuos en el lugar. También buscan explorar, conocer y concientizar sobre el microclima que tiene la región y la necesidad de sostenerlo en el tiempo. “La otra pata educativa está apuntada a la biodiversidad, tenemos un pulmón que es el refugio de fauna y flora de la laguna del lugar”, explicó.
En ese sentido, ambos puntos se articulan. Por un lado un lugar limpio y descontaminado y por el otro, la apreciación de todo lo que vive en él. Incluso, no se trata solo de los residuos plásticos o sólidos, ya que “también se recicla lo orgánico por medio de un trabajo de compostaje que se hace en el vivero municipal para luego utilizar el hummus en las huertas familiares”.
“El 80% de las ventas del material reciclado se distribuya en partes iguales entre las personas que trabajan en la planta”
Este punto, aunque parezca menor, ayuda a reducir y a reciclar una gran parte de la basura generada cotidianamente y a darle un lugar limpio donde hacerlo. No es lo mismo tener todo eso pudriéndose en un basural que clasificarlo y darle un nuevo fin.
Del reciclaje una nueva oportunidad
Gracias a un decreto que funciona desde el año 2012, los trabajadores de la planta de reciclaje tienen un sueldo extra mensual para destacar la labor que hacen en la recolección de recursos y así brindarle un componente social a “una tarea que no es de las más agradables que hay”, explicó Zicotti.
Por ello, desde el municipio han logrado que “el 80% de las ventas del material reciclado se distribuya en partes iguales entre las personas que trabajan en la planta. Solo el 20% restante queda para la planta y para todo su funcionamiento y buscamos que esto sea un aliento para este importante trabajo”.
Esto generalmente, se logra con el 30% de la basura, que -sin ser quemada- la reciclan para devolverla al proceso productivo por medio de otros objetos.
Giro hacia la sostenibilidad
Desde Roque Perez saben muy bien que deben tomar medidas acordes a la población y a la capacidad económica del lugar. “La idea es llevar de a poco y tener una ciudad completamente sustentable. Hacia allí es adonde hay que girar”, explicó la Directora de Medio Ambiente.
“El refugio de flora y fauna del casco urbano era un terreno baldío casi basural. que la gestión recuperó y lo transformó en un refugio de flora y fauna con áreas protegidas y un trabajo sobre biodiversidad para aumentar los pulmones verdes”. De esta forma buscarán reducir la huella de carbono del lugar, girando hacia una educación más sostenible.
Además, en ese mismo plano, buscarán llegar a los dos mil árboles plantados en el año. “El personal del vivero municipal está poniendo en práctica políticas públicas de protección y conservación del arbolado entendido como patrimonio natural”, explicó Zicotti que además aseguró: “También vamos a implementar un plan de forestación basado en variedades tanto exóticas como nativas”.