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Destinarán, en total, unos US$ 30 millones para lograr impulsar medidas sustentables para resistir a las altas temperaturas. Se trata, en su mayoría, de pequeños productores indígenas de la región a los que buscarán impulsar con asistencia técnica y equipamiento.

La necesidad de reconstruir la economía tras la pandemia de Covid, sumado al desafío de cambiar el paradigma de las inversiones hacia un mundo de desarrollo sustentable en América Latina, obliga a los principales organismos mundiales a tomar cartas en el asunto. Esta vez fue el caso del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que por medio de su laboratorio de innovación BID Lab, puso en marcha la creación de un fondo para préstamos microfinancieros destinados a la adaptación al cambio climático de pequeños agricultores de la región. 

La idea principal de la medida es conseguir un entramado de fácil asistencia técnica a quienes lo necesiten para paliar los efectos de las subidas de temperaturas y los fenómenos atmosféricos que afectan a la región, la producción y por lo tanto a las cosechas. 

Esta situación, que se ha agravado en los últimos años como consecuencia del cambio climático, pone en riesgo la capacidad productiva de los pequeños agricultores y amenazan su subsistencia. 

Es por esa misma razón, que desde el BID decidieron poner a disposición la ayuda financiera bajo el nombre de Fondo de Adaptación al Cambio Climático para Pequeños Agricultores (SMAF, por sus siglas en inglés). El mismo contará con un capital de US$ 30 millones destinados a préstamos y otros US$ 2 millones que se irán en asistencia técnica para las entidades microfinancieras y para la comunidad agrícola de la región. 

Cabe destacar, que en muchos países del continente, los pequeños productores no reciben ningún tipo de incentivo económico por parte de los gobiernos, salvo algún fondo de emergencia al comienzo de la pandemia con sumas que no significaron suficiente impulso para hacer girar el engranaje. 

Objetivos de la iniciativa

Por medio de esta medida, desde el BID Lab esperan tener llegada a unos 20.000 pequeños propietarios dedicados a la agricultura con la intención de incentivar el desarrollo en tiempos donde azota el cambio climático. Desde el propio BID, en conjunto con el Fondo Verde para el Clima (FVC), aportarán unos US$ 4,4 millones para lograr el objetivo, de los cuales US$ 400.000 serán destinados al componente de asistencia técnica. 

El slogan de la iniciativa, “de la región y para la región”, busca combinar la financiación y la ayuda financiera con medidas de adaptación y resiliencia al cambio climático. Sin embargo, también buscarán desarrollar espacios de capacitación y enseñanza para los agricultores, buscando desarrollar técnicas de cultivo y cosecha que mejoren la producción pero a su vez resisten las elevadas temperaturas de la región. 

Además, desde el SMAF buscarán mejorar los ingresos y la calidad de vida de los beneficiarios a la vez que ayuda al medio ambiente con la introducción de técnicas de agricultura sostenible en pequeños latifundios.  

Técnicas de adaptación al cambio climático

Pese a que se trata de una tarea difícil en la región, desde el BID Lab han estudiado diversas técnicas aplicables en la zona para poder reducir los efectos del cambio climático. Para ello, enfatizarán antes que nada en la reserva de agua, teniendo en cuenta que muchos de estos lugares no disponen de fácil acceso al servicio y gran parte de él está destinado al riego. 

Además, construirán muros de contención, sistemas de irrigación, zanjas de infiltración, generación de fertilizantes orgánicos, construcción de invernaderos entre las decenas de estrategias a utilizar en los campos. 

La idea de estas medidas es lograr paliar las consecuencias negativas del cambio climático ya sea la pérdida de los cultivos y animales tras olas de calor y períodos alternativos de sequía y lluvias. Lo que se busca, en otras palabras, es la posibilidad de recrear pequeños microclimas de resistencia en la región mediante el acceso a determinados recursos de vital importancia para el desarrollo de la vida, como por ejemplo el agua potable. 

Se sabe, de entrada, que muchos de los productores a los que estará destinado el préstamo del BID, son mujeres indígenas principalmente de la zona de Centroamérica y el norte Latino. Es que claro, la migración de miles de hombres hacia el sector rural ha despoblado el sector rural, dejándolo endeble a los cambios drásticos generados por el clima. 

Para que dicho fondo sea repartido de formas iguales, brindando un amplio márgen de ayuda los productores, el fondo será administrado por  Add-Value Management, una compañía fundada para diseñar, estructurar y gestionar el SMAF, que diseñó la estrategia del fondo en colaboración con la Alianza de Bioversity International – CIAT y el Programa de Investigación del CGIAR en Cambio Climático, Agricultura y Seguridad Alimentaria (CCAFS).

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