Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

Expertos debatieron sobre cómo debe proceder la tecnología en el continente en el seminario “Ciudades Inteligentes Latinoamericanas y el paradigma de la resiliencia tecnológica” de la UNAPEC. Aseguraron que el desarrollo tiene como principal objetivo satisfacer las necesidades básicas de la gente y llamaron a los políticos a dar el primer paso.

No es ninguna novedad la divergencia entre las ciudades europeas y latinoamericanas a nivel de perfil, problemáticas y enfoques de gestión. Con limitaciones en el desarrollo económico y tecnológico y en la capacidad de invertir en proyectos smarts sumado a otros desafíos propios de la región, la transición hacia ciudades inteligentes por parte de los gobiernos y municipios del continente americano apunta a mejorar la inclusión social. 

El primer paso, o al menos el más importante a esta altura, no pasa exclusivamente por lograr una movilidad sustentable o por modernizar los principales centros industriales de la región, por citar temas de alta visibilidad. La deuda pendiente aún está en lograr una conectividad para todos los ciudadanos. 

Al menos esa idea han dejado plasmada distintos especialistas en la materia en el seminario “Ciudades Inteligentes Latinoamericanas y el Paradigma de la Resiliencia Tecnológica”, organizado por la UNAPEC (Universidad APEC de la República Dominicana) y en el que colaboraron el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) de Argentina, la Universidad Hebrea de Jerusalén (Israel) y la Universidad de Londres Goldsmith. Participaron profesionales de distintas áreas, abocados al estudio de los distintos procesos tecnológicos inteligentes y a su aplicación en el continente. La consigna principal planteada fue: “Human for Smart Cities or Smart Cities for Human. ¿En dónde se encuentra Latinoamérica?”

Cielo Zaidenwerg, profesora de la Universidad de Barcelona, fue quien abrió el debate y aseguró: “Estamos interesados en reflexionar desde una perspectiva que ponga el foco en las experiencias latinoamericanas. Saber qué pasa con los barrios pobres y marginales sin servicios como el agua potable dentro de este paradigma de las Smart Cities”

En ese sentido, frente al avance tecnológico que se contrapone a la miseria de algunos espacios latinoamericanos, Zaidenwerg planteó un interrogante que cruza por las agendas de los políticos y dirigentes tras la crisis profundizada por la pandemia: “¿Qué respuestas esperamos que den las tecnologías frente al problema de la pobreza” y agregó: “Nos gustaría aprovechar el paradigma para discutir y repensar nuevas formas de entender a la tecnología en el contexto latinoamericano”. 

En ese mismo sentido, María Teresa Mancini, docente del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), se sumó a la problemática expuesta y explicó: “Latinoamérica se está posicionando desde diferentes ciudades con propuestas innovadoras que tienen como objetivo la mejora de la calidad de vida de cada ciudadano” e invitó al sector privado a “pensar de forma distinta”. 

Por esa misma razón, desde el seminario se encargaron de asegurar la participación de profesionales y especialistas de distintos puntos de Latinoamérica para compartir experiencias y objetivos en común. 

Bajo esta premisa, los distintos expositores, moderados por Carlos Contreras, investigador Doctoral en Nuevas Tecnologías de APEC, pusieron en marcha sus conocimientos para articular un plan de acción académico para las necesidades del continente. 

Fue Francisco Pizarro,  Subdirector de I+D con la empresa, Centro de Innovación UC, Pontificia Universidad Católica de Chile, quien puso el foco en el desarrollo de las tecnologías y la capacidad latinoamericana de acceder a ella. “Las tecnologías avanzan muy rápido. Se mueven a una velocidad que hace difícil utilizarla en elementos de planificación”. 

En ese sentido, profundizó y aseguró: “El diseño de políticas debe estar centrado en las personas. Ese es el tema importante, no las tecnologías habilitantes. Tenemos que estar pensando en nuestros ciudadanos y en mejorar su calidad de vida”. 

Además, Pizarro, fue contundente en cuanto a la definición de ciudad inteligente. Lejos de simplismos o de conceptos de difícil interpretación, aseguró: “Convertirse en inteligente es saber cómo abordar los servicios de la ciudad, reduciendo la contaminación y mejorando el tránsito. Además, a través del uso de la inteligencia artificial se pueden monitorear los suelos para aprovechar mejor los recursos”. Y citó el accionar del Centro de Innovación Universidad Católica como articulador de triple hélice promoviendo la innovación con diversos actores.

Claro que para profundizar en esta temática es necesario entender el contexto de crisis en el que está sumergido el continente y también en la profundización de esta tras la pandemia de Covid que azotó a la región. 

Quien expuso datos en relación de esta temática fue Melisa Breda, Subsecretaría de Políticas Basadas en la Evidencia del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires: “El COVID puso en evidencia que había muchas falencias, que faltan resolver algunos problemas de base, relacionados a la infraestructura básica. En Argentina 32% aún no tiene conexión fija en sus hogares. Adicionalmente, nueve provincias tienen conectividad inferior al 50%”. 

Es en medio de esta problemática que el gran desafío que afrontan los gobierno latinoamericanos está en poder gobernar inclusivamente sin descuidar al medio ambiente. No solo la pobreza que ataca la región, sino también la densidad demográfica que se concentra en las principales capitales del continente, que generan una gran cantidad de desechos y combustiones. 

Breda comentó que el escenario de Pandemia obligó a recalcular la estrategia del gobierno local y citó 2 ejemplos de acciones en curso de cómo están acelerando la transformación digital y acelerando la incorporación tecnológica. Por un lado, el ya exitoso chatbot Boti tuvo que ampliar su espectro al pasar de ser un canal de comunicación a incorporar también uno de tramitación, convirtiendo a la ciudad de Buenos Aires en la primera en utilizar whatsapp en la relación con los ciudadanos. El segundo ejemplo que remarcó fue aliar a la tecnología con el desarrollo y la planificación urbana, a partir de visibilizar las calles de 4 barrios populares en Google Maps, lo que les permitirá levantar reclamos al municipio y cargar locales comerciales, entre otras cuestiones. 

Por su parte, José David Montilla, Viceministro de Agenda Digital del Ministerio de la Presidencia de la República Dominicana, ahondó sobre la transición a ciudades inteligentes. Según su visión: “Esto es un mecanismo para dinamizar políticas de modernización. El ciudadano debe estar como centro, considerar el factor social. No concentrarnos solo en lo tecnológico. Entender las necesidades y expectativas de la sociedad”. Y remarcó que en este escenario complejo, se pone en evidencia la necesidad de considerar: “Planificación vs pandemia vs expectativas de la sociedad vs velocidad de la digitalización”, ya que con este nuevo contexto cambiaron las prioridades y expectativas de la sociedad.

Quienes expusieron en el seminario dejaron en evidencia la necesidad de que los dirigentes y políticos regionales tomen cartas en el asunto y se animen a innovar sobre una materia de la que aún no está todo escrito. 

En medio de esta transición, Francisco Carballo, Subdirector del Centro de Estudios Postcoloniales de la Universidad de Goldsmith, aseguró: “No estamos dando soluciones desde las políticas públicas a los principales problemas de la región. Los gobiernos federales están muy metidos en discusiones sobre grandes valores y no están trabajando sobre cómo vivimos nuestro día a día”. 

“La discusión de Smart Cities es una manera de volver a traer las políticas públicas al centro del debate político. Se trata de volver a usar la imaginación política, atrevernos a preguntarnos cómo queremos vivir. Las respuestas con las que llegamos al siglo 21 ya no dan para más”, explicó el especialista en politología. 

Es evidente, para los principales académicos de la región, que existe una gran necesidad de avanzar sobre el desarrollo tecnológico en la región, pero es necesario poner esta modernización al servicio de la ciudadanía y de las nuevas generaciones. 

El atraso en materia inteligente de los países latinoamericanos denota un subdesarrollo y es la tecnología la llave capaz de acercar a los más pobres a satisfacer sus necesidades básicas. Claro, que los políticos, en conjunto con el sector privado, son los encargados de desarrollar planes de acción. “Hay que educar, educar y educar”, finalizó Pizarro. 

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