Por Lic. Maximiliano Scarlan
La imagen de las ciudades del futuro fue mutando en el tiempo, influida por el enfoque social-cultural, la dinámica e influencia de las tecnologías y hasta la evolución de las preocupaciones ciudadanas. Hoy, en busca de una Nueva Normalidad se ajusta nuevamente en el corto plazo, realzando hacia adelante la idea de una Ciudad Sustentable, Inteligente, Inclusiva y Resiliente, y generando grandes desafíos para poder alcanzarla.
El tiempo pasa y las visiones cambian
Cuando en 1989, Marty Mc Fly viajó al futuro junto al Doc Emmett Brown en el DeLorean en el marco de la película “Volver al Futuro II”, llegaron a la ciudad de Hill Valley un 21 de octubre de 2015 y allí fueron testigos de patinetas voladoras, ropa inteligente, drones que paseaban perros y un perfil moderno de construcción, entre otros hechos llamativos. Podríamos decir que esa imagen de ciudad futurista tiene cierta semejanza con la ciudad actual pero en otros aspectos estuvo alejada de la realidad. Algo similar fue ocurriendo con las diferentes visiones que a lo largo de la historia presagiaron como serían las urbes y su dinámica.
Este ejercicio prospectivo fue común en el tiempo y siguió una lógica de “ciudad del futuro” que fue evolucionando, ligada a diversos “paradigmas” o líneas rectoras. Además, en muchas ocasiones se lo emparentó a la idea de cómo debería ser la ciudad ideal.
Tomando algunos ejemplos de la historia, podemos citar el planteo de Platón en la República sobre una ciudad muy organizada desde lo político y geométricamente perfecta; o bien el caso de la ciudad utópica que planteó Tomás Moro hacia el año 1516, sin muros ni propiedad privada. Ideas de este estilo alimentaron el desarrollo de varias ciudades sobre pilares como la armonía y la autosustentabilidad, pero no prosperaron de la manera esperada.
Ya más acá en el tiempo, la visión de la “ciudad del futuro” fue influenciada por la industrialización, el desarrollo de la construcción en altura, la masificación de vehículo, la evolución de la tecnología y la digitalización aplicada a los servicios urbanos y a la vida cotidiana, entre otros factores, que tuvieron impacto en la fisonomía de las ciudades y en su potencial proyección. Diversos estudios incluso mostraron imágenes más disruptivas o distópicas, o casos en los que se priorizó una característica por sobre otras, pasando por ciudades “reguladas” y segmentadas, a ciudades flexibles, y más recientemente hacia ciudades hibridas (incorporación de tecnología) y sustentables.
En los últimos años, frente a la aceleración urbana mundial y las crecientes necesidades para mejorar la calidad de vida, podríamos decir que la imagen de ciudad del futuro se fue alineando aspiracionalmente a las metas planteadas por la ONU en los Objetivos Desarrollo Sustentable (ODS) de 2015 y en la Nueva Agenda Urbana de 2016.
Hacia donde se orienta la «Nueva» Ciudad del Futuro Post-Pandemia
Hoy, frente a la realidad que nos impone la salida de la Pandemia, varios factores alteran nuevamente la visualización de futuro de la ciudad. Desde el 2020, la necesidad de distanciamiento social, la aceleración de nuevos hábitos (ej: e-commerce y el home-office) y de nuevas tecnologías, han alterado la noción de dónde y cómo vivir, cuándo y cómo movilizarse, cómo consumir y hasta cómo relacionarse.
A su vez surgen 2 discusiones. Primero, si los pronósticos de urbanización acelerada se mantendrán (la ONU preveía pasar del 55% actual a casi 70% en 2050 en el mundo), algo que podría aminorar su ritmo. Segundo, como se altera la fisonomía y la dinámica de las ciudades. Un ejemplo de ello es el concepto de “ciudades de 15 minutos” postulado por Carlos Moreno (Universidad Sorbona) y en aplicación en París, que busca dar respuestas a necesidades urbanas de la población (habitar, trabajar, aprovisionarse, cuidarse, aprender, descansar, divertirse) en la cercanía en menos de un cuarto de hora de movilidad activa. Esto implica avanzar hacia un modelo con nuevas centralidades, que altera la orientación de la planificación urbana del último siglo.
Lo que queda claro hoy es que frente a un ciudadano empoderado, digital y con nuevas preferencias, los gobiernos locales ya están abocados a enfrentar el desafío de revisar el diseño urbano para generar respuestas en corto plazo, pero contemplando que muchos de estos comportamientos seguirán influenciando a mediano y largo plazo.
Si se toman referencias internacionales, se percibe una orientación a ciudades que avanzan hacia una movilidad sustentable en la que se prioriza al peatón; que rediseñan su infraestructura urbana y brindan más servicios en la cercanía; que privilegian la habitabilidad y el medio ambiente; que buscan una mayor inclusión; y que disponen de gobiernos locales que entienden esta lógica y la dinamizan.
Sintetizando algunos hechos estilizados más específicos en lo inmediato:
- Se fortalece el pasaje a una nueva movilidad: en un marco de cuestionamiento del uso de vehículos particulares en las zonas de mayor congestión (ej: implementación de supermanzanas en varias ciudades de Europa para reorganizar el tráfico en jerarquías), ganan protagonismo el peatón y la micromovilidad. Los gobiernos apuntalan la movilidad sustentable, segura y conectada, con mayor impulso de movilidad activa (ciclovías, áreas peatonales, etc.). Temporalmente queda rezagado lo compartido.
- Revisión en políticas de transporte: se fue gestando un cambio en el mix entre transporte público y privado diferente a pre-Covid. Las políticas buscan mejorar la calidad e integración de medios (ej: articulación entre movilidad de última milla y transporte público), más tecnología, digitalización y gestión de información; y nuevos usos de espacio público (recreativo, comercial, etc.).
- Nuevo perfil de la trama urbana: surgen nuevos dilemas sobre la planificación urbana. Se visualiza una reorganización de actividades comerciales y de servicios en las grandes aglomeraciones, con impacto en el mercado inmobiliario. El uso del espacio público se altera y aparecen nuevos formatos comerciales (ej: micromercados flexibles). El urbanismo táctico acompaña el proceso. Por otro lado, en algunas ciudades toma forma un proceso de suburbanización, con desarrollo de nuevas centralidades, gracias a la mayor flexibilidad física y laboral.
- Más respeto al medio ambiente: cambia la lógica del diseño y el paisaje urbano, para hacerlos más inclusivos, saludables y sostenibles. Buscan promover la interacción social y, a su vez, favorecer mejoras en confort y calidad de vida urbana. Hay más uso flexible de la infraestructura existente, ampliación de veredas, mayor peatonalización de calles y la naturaleza gana espacio, entre otras. Se sostiene la idea de eficiencia energética en el ámbito público, edificios y otros.
- Gobierno locales más abiertos e innovadores: gestión inteligente y moderna, que busca mejorar la calidad de sus servicios y promover la inclusión, aprovechando la tecnología, digitalización y gestión de información. Genera más cercanía e interacción con el ciudadano en la búsqueda de innovación con procesos colaborativos para el diseño de la “nueva ciudad”.
La búsqueda de la «nueva» ciudad del Futuro
En síntesis, la pandemia y la nueva normalidad alteran la dinámica y proyección de las ciudades y nos deja varias enseñanzas. Primero, pone a la calidad de vida en el centro de las prioridades de las ciudades del futuro. Esto no es nuevo en la agenda urbana, pero sí es importante su mayor validación. Segundo, los cambios observables en el corto plazo profundizan la búsqueda de una ciudad inteligente, sustentable, resiliente e inclusiva, con nuevas particularidades. En fin, una ciudad más habitable y apegada al medio ambiente. Tercero, la imagen actual de la “ciudad del futuro” es la ciudad deseada, e impone nuevos desafíos para poder llegar a ella. Ojalá pudiéramos “viajar al futuro” como Marty Mc Fly para corroborar que podremos alcanzarla.
El autor es Director de Utopía Urbana. Economista especializado en Ciudades Inteligentes y Sustentables; Movilidad y Economía del Conocimiento