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No hay dudas de que la yerba y el mate ocupan un rol fundamental en la cultura nacional argentina. Pero siendo así, ¿quién se encarga de mitigar el impacto negativo que tienen los cultivos industriales para la producción de esta infusión? Te contamos cómo se avanza hacia un enfoque de cultivo regenerativo con creciente producción orgánica. Conoce más acá. 

Es sabido que en el país el mate ocupa uno de los principales puestos de importancia en la escala de la cultura y las costumbres de los argentinos, pero… ¿qué está sucediendo con la producción de este insumo y cómo se están gestionando los campos que producen la yerba mate? 

Cabe destacar que Argentina se destaca como el principal productor y exportador mundial de yerba mate, una infusión arraigada en la vida y los hogares del país. Con un consumo promedio de 6,4 kg por habitante por año y una presencia en más del 90% de los hogares, la yerba mate ha sido declarada infusión nacional por la Ley 26.871. 

Además de ser parte de la cultura nacional y tener un sabor característico, la yerba mate ofrece beneficios para la salud al ser rica en vitaminas del grupo B y antioxidantes, con propiedades energizantes y reducción de colesterol.

A pesar de su relevancia, la producción de yerba enfrenta desafíos, principalmente vinculados al manejo de plantas, del ambiente y del suelo. Tal como sucede con otras producciones, el uso extensivo de agroquímicos y prácticas no sostenibles ha llevado a buscar alternativas más amigables con el entorno y la salud.

Una tendencia en alza es la transición hacia la producción sustentable y orgánica de yerba mate. Empresas como Guayaki están liderando este cambio al adoptar un enfoque de triple impacto, donde la producción regenerativa de yerba mate se lleva a cabo bajo la sombra de árboles nativos y sin la utilización de agroquímicos dañinos. Veamos de qué se trata.

EJEMPLO DE GUAYAKI: UNA EMPRESA B DE TRIPLE IMPACTO

Guayaki es un ejemplo destacado de empresa de triple impacto que ha abrazado la producción regenerativa de yerba mate. Con su enfoque en la siembra de especies autóctonas y nativas, este emprendimiento no sólo busca producir yerba mate de alta calidad, sino también contribuir a la reforestación de la región y minimizar su huella ambiental.

Este emprendimiento, surgido hace 25 años, es una de las primeras empresas B del planeta, que son aquellas que certificaron voluntariamente en el Sistema B para validar su rol de triple impacto. De esa manera asumió un compromiso de mejora continua centrado en la sociedad y el medio ambiente. 

Gracias a sus cultivos regenerativos, Guayaki reacondicionó más de 60 mil hectáreas de bosque nativo y logró posicionarse como una de las yerbas orgánicas de exportación más importantes de Argentina. Adicionalmente, con su enfoque promueve la inclusión y el desarrollo de las comunidades locales.

En este proceso de transformación, el cambio hacia la producción de yerba orgánica representa un paso fundamental en la industria. Cultivar yerba mate de manera orgánica implica no utilizar agroquímicos ni sustancias peligrosas para las personas y el medio ambiente. Además, se fomenta la siembra de especies autóctonas y la reforestación, contribuyendo a un ecosistema más equilibrado y sostenible.

EVENTO DE TRANSICIÓN: «DE YERBA MATE CONVENCIONAL A ORGÁNICA»

La transición hacia la yerba mate orgánica está en pleno avance. Recientemente, se llevó a cabo un evento significativo en la provincia de Misiones (Argentina) que abordó la transición de la yerba mate convencional a la orgánica. Con más de 120 participantes, incluyendo productores, estudiantes y profesionales, la jornada de capacitación organizada por el Servicio de Extensión Yerbatero (SEY) del INYM fue un éxito. Se abordaron temas críticos como el manejo de la yerba mate orgánica, la gestión integrada de plagas y enfermedades, el manejo del suelo y la fisiología de la planta.

“Estamos hablando de yerba mate, que es un alimento y el mundo demanda hoy, precisamente, productos agroecológicos u orgánicos; como el caso que estamos observando”, explicó el director del INYM por el sector Producción, Nelson Dalcolmo, quien estuvo acompañado por los directores Marcelo Hacklander, Fernando Haddad y Antonio França; también representantes del sector de la producción.

“Pensamos una jornada en la cual ver todo lo relacionado al manejo orgánico, buscando un equilibrio en el ambiente productivo y explicando cuáles son los pasos para pasar de lo convencional a lo orgánico; es decir, sin el uso de agroquímicos”, comentó el ingeniero agrónomo Matías Skromeda, uno de los técnicos del SEY que trabaja junto a los productores de la zona sur de Misiones y el nordeste de Corrientes.

El cambio hacia la producción orgánica y agroecológica de yerba mate es una necesidad imperante en la industria yerbatera argentina. Este cambio no solo promueve la salud y el bienestar de los consumidores, sino que también contribuye a la sostenibilidad ambiental y al desarrollo de comunidades locales. Con ejemplos como Guayaki y eventos de capacitación, se vislumbra un futuro prometedor para una industria de la yerba mate más saludable, sustentable y en armonía con la naturaleza.

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