La transición hacia un mundo más sostenible y amigable con el medio ambiente ha calado profundo en la responsabilidad y obligaciones de las empresas. No solo en la búsqueda de conseguir rentabilidad, sino también de legitimarse en la sociedad como actores positivos al respetar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos para reducir el impacto ambiental de su actividad.
Todas las grandes corporaciones han debido adecuarse a parámetros de cumplimiento con las mismas respetando ciertas cuestiones referidas a los parámetros de sus productos y servicios, los derechos laborales y el cuidado de los recursos naturales disponibles, entre otras cuestiones.
Bajo la premisa de cuidar hoy para vivir mañana, unas 14.000 empresas de todo el mundo, se han unido a la Red Pacto Global con el objetivo de lograr que su actividad no repercuta negativamente en la calidad de vida del futuro. En Argentina la Red aglomera unos 900 actores entre empresas, ONG y fundaciones, cámaras empresarias, municipios, instituciones académicas y otros grupos de interés.
Para dar a conocer mejor la iniciativa de la Red, la compañía Sancor Salud uno de sus asociados de más peso en el país realizó un webinar que contó con la magistral presencia de Flavio Fuertes, Coordinador de la Red Argentina del Pacto Global, quien, según expresaron desde la empresa “compartirá la importancia del desarrollo sostenible y la Agenda Mundial abordando temas de gran relevancia para las empresas que desean fomentar su responsabilidad social y sustentable”
En ese sentido, el especialista empezó su ponencia explicando: “La sustentabilidad está ocupando un lugar central desde el 2019 y la llegada de la pandemia lo dejó en evidencia. Es un actor dentro de la agenda del desarrollo sostenible que se estipula para el 2030”. Por esta razón es que es cada vez más importante que tanto las PyMES como las grandes empresas sean capaces de generar una respuesta a la urgente necesidad de reducir el impacto ambiental.
Según expresó Fuertes, esta intención surgió de un consenso en la década de los noventa, cuando desde la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se propuso la agenda de desarrollo sostenible para evitar comprometer los recursos de las generaciones futuras al cubrir las necesidades del presente. “Por primera vez en esos años se nos pide que podamos satisfacer las necesidades actuales pero sin comprometer la de nuestros hijos y nietos”, explicó el especialista.
“Por sostenibilidad no se entiende únicamente la dimensión ambiental, en realidad la sostenibilidad hace referencia a una integración y un vínculo integral entre el crecimiento económico y la protección del medioambiente”, detalló Fuertes. Hacia allí es donde apuntan desde la Red para “encontrar un modelo de desarrollo que garantice igualdad económica y que finalmente no dañe el medio ambiente o al menos que ayude a no seguir lesionando las capacidades de nuestro planeta tierra que nos alberga hoy en día”.
Para poder encontrar un desarrollo que permita avanzar hacie el cumplimientod e los ODS, Fuertes destacó la necesidad de avanzar hacia un modelo de negocios más sustentable y enfatizó en el concepto de desarrollo: “El desarrollo se mide en un país a medida que los ciudadanos pueden vivir con libertad y elegir la vida que desean vivir”.
Sin embargo, pese a que la intención es marcada y no presta lugar a dudas, reducir la huella ambiental de las empresas no es tan simple como parece, por lo que es obligatorio “recurrir a una manera más innovadora para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El mundo de los negocios está haciendo sus actividades empresariales en un contexto que le dificulta proyectar su negocio en el corto plazo”.
Según las palabras del especialista, los informes de la Red Pacto Global indican que es más rentable para una empresa tener una estrategia de sostenibilidad que no tenerla. No solamente por la capacidad de incidir en el ambiente, sino porque los usuarios prefieren destinar su dinero a empresas que tienen una marcada línea de acción ambiental. “La sociedad civil se empieza a preocupar por las empresas y quieren ver si cumplen con estos ODS. Los proveedores también. Hay encuestas que indican que los consumidores pagan más por los productos si son elaborados de manera sostenible”.
Dentro de estos objetivos de desarrollo se encuentran también los derechos laborales, los derechos humanos y la responsabilidad ambiental en búsqueda de convertir a las empresas en actores de desarrollo para generar un mercado más estable. “Las empresas deben tener principios en sus políticas porque son actores que tienen la capacidad de influir positivamente en la sociedad, pero también pueden influir de forma negativa”.
Para comprender mejor, no solo se trata de ofrecer un producto sustentable, sino ir más allá como poder brindar una logística con traslados sin emisión de carbono, hacer llegar el producto a las viviendas sin la utilización de plásticos de un solo uso y, por supuesto, tener realizado un análisis del impacto ambiental producido por la misma para implementar políticas que permitan reducir, año a año, la cantidad de contaminación. En otras palabras, se trata de que las empresas se hagan responsables de los residuos que generan.
Incluso ha cambiado desde la academia la concepción de los negocios y el rol de las empresas dentro de la sociedad: “En los 70 se consideraba que las empresas solo buscaban ganancias y que a la hora de poner dinero volviera más dinero. Esta manera cambió en los 90 con el concepto de licencia social para operar. La licencia social es algo que te da la gente y no tiene nada que ver con la legalidad que te dan los papeles”, explicó.
Para ejemplificar esta situación, Fuertes destacó la experiencia de las empresas extractivistas en Argentina. “No pudieron operar en Argentina porque no tenían legitimidad social. Las empresas tienen que rendir cuentas de estos aspectos y los grupos de interés impactan positiva, pero también negativamente. No hay mejor marketing que el boca en boca”.
Para concluir su idea, el Coordinador de la Red Pacto Global Argentina aseguró que hay empresas que no se interesan directamente por el impacto ambiental que generan, en las que se las considera miopes. Sin embargo, hay otras que buscan mejorar su desempeño en temas no financieros que se consideran más avanzadas y son capaces de constituir empresas competitivas. Esto es importante, porque para Fuertes, todas las empresas son grandes formadores de opinión pública, al igual que los medios de comunicación. “Pueden poner en la agenda su contribución para invitar a que otras empresas tomen la iniciativa por avanzar hacia el cumplimiento de los ODS”. La necesidad de avanzar hacia modelos económicos integrales que permitan reducir el impacto ambiental del desarrollo económico, asegurando y permitiendo la generación de condiciones saludables de trabajo, pero también con una distribución y fabricación sustentable es lo que permitirá a las empresas preservar el mundo del que se nutren. “Las empresas adheridas al Pacto Global gestionan de mejor manera los temas ambientales, también respetan los derechos humanos y las compras sostenibles, está demostrado que nuestras empresas gestionan mejor los riesgos no financieros”, concluyó.