Hacia ciudades inteligentes,
sustentables e inclusivas.

Pese a que aún se encuentra lejos de las principales ciudades del mundo, el Gobierno Porteño se encuentra elaborando planes de acción para asegurar a los ciclistas. Sin embargo, la pandemia evidenció el largo tramo hacia la transición.

Cuando se habla de movilidad sustentable se hace referencia, sin dudas, a distintos tipos de variantes respecto a los vehículos a combustión. Uno de ellos, sino el más importante, se trata de la bicicleta, factor fundamental en países en desarrollo con lentitud en transicionar hacia la electromovilidad. 

Sin embargo, ¿Qué tan eficiente es este método en lugares donde no están dadas las condiciones normales de desarrollo para que los ciclistas puedan transitar de forma segura? 

Según los estudios realizados en el Foro Mundial de la Bicicleta realizado en Rosario (Argentina) durante el pasado septiembre, los números establecidos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires dan a las claras las dificultades diarias y los peligros a los que se enfrentan quienes optan por este tipo de transporte. 

Durante el último año, en medio de la pandemia mundial, se vió un incremento sustancial en el uso de la bicicleta, que pasó de ser el 4% de los viajes totales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a representar el 10,2% del total. Esto también, se atribuye a la cantidad de bicicarriles construidos en la ciudad -se estima que unos 300 km en total-.  

Estos números sin dudas representan un aliciente en la búsqueda de una movilidad sin emisiones. Sin embargo, a la hora de hablar de la seguridad de los ciclistas y peatones las estadísticas arrojan una realidad que está lejos de los países como Holanda o Dinamarca, con infraestructura desarrollada que permite brindar seguridad a quienes transitan sus calles. 

Durante el 2020, año de la pandemia y de la cuarentena, se reportaron 82 víctimas fatales en siniestros viales en la ciudad  involucrando todo tipo de vehículos. Una estadística de 2,9 muertos por cada 100 mil habitantes. Todos estos estudios fueron presentados en el Foro antes mencionado. Incluso, Juan José Méndez, secretario de Transporte y Obras Públicas de la ciudad, citó que los peatones fallecidos en estos accidentes fueron el 43% del total, mientras que los motociclistas el 35%, automovilistas el 16% y ciclistas el 6% restante. 

Medidas del gobierno y promesas de infraestructura

Sin embargo, no se trata de simplemente caer en la crítica desmesurada, sino de proponer planes de acción, algo que ya pusieron en marcha desde el gobierno porteño, ya que expresaron su intención de reducir, de aquí a diez años, las cifras de víctimas fatales en accidentes viales en la ciudad.    

Quien opinó al respecto en una entrevista, fue Pablo Lebedinsky, ciclista urbano y activista por los derechos ciclistas en la capital. Pablo estuvo en contacto con autoridades del gobierno e incluso con organizaciones. Sin dudas, una voz autorizada para expresar el deseo de miles de personas que, como él, optan por una movilidad sustentable. 

“En Buenos Aires desde hace más de 10 años que la red de ciclovías ha venido creciendo de forma sostenida, con algunas mesetas en su proceso de creación, pero que ha permitido que mucha gente se sume a moverse en bicicleta. La idea siempre fue darle un lugar más cómodo y seguro a quienes quisieran usar la bici para moverse y eso se ha logrado”, expresó en relación a las políticas gubernamentales, como por ejemplo la creación de ciclovías o la utilización de la Ecobici. 

“Vamos por ese camino, necesitamos una verdadera representatividad a nivel gubernamental para que eso suceda. Hay contacto casi permanente con oficiales del gobierno para tratar temas muy puntuales a través de la ACU (Asociación de Ciclistas Urbanos) con quienes colaboro en todo lo que puedo, y a partir de ahí intentar flexibilizar la relación entre las partes”, expresó. 

Sin dudas, el camino para lograr una movilidad que, además de sustentable sea segura y gratificante, no es fácil. Al respecto, según expresó Lebedinsky, “se siente cierto compromiso desde el gobierno, pero no alcanza por ahora para satisfacer la enorme demanda que ejerce la sociedad civil”. 

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