El consumo de carne es uno de los principales desafíos ambientales en la actualidad. No tanto por lo que implica el consumo en sí, sino por las implicancias de su proceso de producción, como el caso de una elevada huella hídrica. Para una sola hamburguesa se necesitan 2.410 litros de agua, casi un tercio del que usa una persona en todo el año para hidratarse y asearse (7.300 litros).