En un delicado equilibrio entre renovación urbana y desplazamiento poblacional, la gentrificación redefine el rostro de las ciudades. Este proceso de transformación territorial, impulsado por inversiones y la llegada de nuevos residentes con mayores recursos, promete revitalización, pero a menudo a expensas de comunidades de bajos ingresos. La renovación estética y económica que trae consigo no está exenta de consecuencias sociales, planteando desafíos cruciales para la cohesión comunitaria y la equidad en el acceso a la vivienda.