El desastre de Chernobyl, ocurrido el 26 de abril de 1986, dejó una huella imborrable en la historia como uno de los peores accidentes nucleares de la humanidad. A pesar del tiempo transcurrido, su impacto ambiental y humano sigue siendo una advertencia sobre los peligros de la energía nuclear y la necesidad de priorizar la seguridad y la protección del medio ambiente en todas las industrias.