En el año 2008, el visionario cofundador de PayPal, Peter Thiel, desató una ambiciosa misión que capturó la imaginación de muchos: la creación de una ciudad flotante autosuficiente llamada “Seastead”. Este proyecto, vinculado al movimiento seasteading (algo así como “asentamiento en el mar”), buscaba establecer comunidades independientes en alta mar, lejos de las ataduras gubernamentales. Thiel visualizaba a Seastead como un refugio libertario y una escapada de la política convencional.
Inicialmente, el plan consistía en erigir islas inorgánicas desmontables frente a la Polinesia Francesa. Aunque se logró un acuerdo inicial, el gobierno francés, en 2018, declaró obsoleto el contrato con el Seasteading Institute. Este revés llevó a la retirada de Thiel de la junta en 2011. A pesar de los desafíos legales y regulatorios, la visión persiste bajo la dirección de The Seasteading Institute, la firma estadounidense encargada del proyecto.
El concepto básico implica la construcción de comunidades que resistirían las olas y tormentas mediante tecnología avanzada. La financiación sería generada a través de negocios y turismo, y la ciudad operaría bajo su propia constitución. Sin embargo, los obstáculos legales y regulatorios persisten, ya que no está claro bajo qué jurisdicción se regiría Seastead.
FUTURO CERCANO
Aquí en Utopía Urbana te hemos contado sobre algunos prototipos y experimentos sorprendentes en alta mar en distintas partes del mundo. Un ejemplo es el de Maldives Floating City, la primera ciudad flotante del mundo que está en construcción en las Islas Maldivas; por otro lado, se puede citar al proyecto coreano de la empresa Oceanix, que impulsa un proyecto de plataformas capaces de flotar para evitar que la crecida de los mares sumerja a todas las comunidades costeras. Ya en un formato diferente, está el proyecto Pangeos, que es una ciudad flotante en un crucero gigante para 60 mil personas.
Pero volviendo al caso de Seastead, vale aclarar que la visión de construir ciudades flotantes en aguas internacionales permanece. La estrategia inicial de ubicarse en aguas internacionales para eludir regulaciones gubernamentales se ajustó ante las dificultades financieras. Ahora, se considera apropiado comenzar con una ciudad piloto en las aguas territoriales de la Polinesia Francesa.
El siguiente paso implica realizar estudios económicos y ambientales, junto con la creación de un marco legal interno. Se espera que los habitantes sigan un régimen de consumo sustentable. La estructura modular de la ciudad facilitará la incorporación de nuevos residentes y la navegación independiente en alta mar.
La reciente crisis mundial ha revitalizado el interés en proyectos como Seastead. Chad Elwartowski, destacado en el movimiento seasteading, vio desde el escenario de pandemia una oportunidad para demostrar la utilidad de vivir en alta mar en situaciones de crisis. La comunidad seasteading, arraigada desde 2008, representa un enfoque de Silicon Valley para la gobernanza, considerando la sociedad como una tecnología sujeta a innovación constante. La visión es que seasteading ofrezca la libertad de elegir el gobierno y sea un catalizador de cambio a nivel mundial.
GOBERNANZA PARTICIPATIVA
Aunque los obstáculos persisten, el proyecto Seastead de Peter Thiel sigue siendo una fascinante exploración del futuro de la gobernanza urbana con una lógica diferente a la actual. La visión de comunidades independientes en alta mar ha resistido desafíos financieros y regulatorios. A medida que la tecnología y las circunstancias globales evolucionan, Seastead podría representar un modelo pionero para la experimentación social y política en un mundo cada vez más interconectado. Utopía Urbana seguirá de cerca este proyecto innovador y sus implicaciones para el futuro de nuestras sociedades.
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