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Desde la conexión con la naturaleza hasta la colaboración con comunidades originarias, estos emprendimientos no solo ofrecen juguetes sustentables, sino que también siembran las semillas de la conciencia ambiental en las mentes más jóvenes. Explora la magia detrás de cada pieza, donde la diversión se fusiona con el compromiso con el planeta, proporcionando a los niños no sólo juguetes, sino herramientas para cuidar y proteger nuestro precioso entorno

En un mundo donde la conciencia ambiental se vuelve cada vez más determinante, todo tipo de decisiones de consumo no deben estar desalineadas de esa orientación. En ese sentido, el caso de juguetes sostenibles no solo se presenta como una opción, sino como una necesidad imperante. La infancia, siendo una etapa crucial para la formación de valores y hábitos, encuentra en emprendimientos como Awibi y Kurumi la posibilidad de un juego responsable y en armonía con la naturaleza. Algo similar a lo que habíamos contado en una nota anterior con Nada que perder, un emprendimiento de triple impacto que fabrica juguetes reciclados.

En esta oportunidad, exploraremos la importancia de utilizar juguetes sustentables y analizaremos a fondo los enfoques únicos de Awibi y Kurumi en la creación de productos que no solo entretienen, sino que también educan sobre la importancia de cuidar nuestro entorno.

AWIBI: JUGUETES QUE CONECTAN CON LA NATURALEZA

Awibi, una pequeña pero impactante empresa, se destaca por su compromiso con la infancia y la naturaleza. Fundada por Ania y Melanie Gil, este emprendimiento se centra en diseñar juegos para niños utilizando madera reciclada y otros materiales naturales. La premisa es simple pero poderosa: acercar pedacitos de naturaleza a los niños a través de pequeños tesoros naturales, fomentando el juego libre y la creatividad.

La empresa se esfuerza por dejar la menor huella posible en el planeta, cuidando cada paso de su proceso de producción. Los juguetes de Awibi son libres de plástico, utilizando tintes no tóxicos y ceras naturales. La revalorización de materiales locales, como restos de poda, contribuye a su compromiso con la sostenibilidad.

Ania Gil explica que la idea es proporcionar a los niños materiales sueltos y piezas sin un fin definido, permitiéndoles imaginar infinitas posibilidades. Además, Awibi no solo ofrece juguetes, sino una pedagogía y una teoría detrás de cada diseño, enseñando a los niños a cuidar y proteger el ambiente desde una edad temprana.

“La idea era acercar pedacitos de naturaleza a los niños en forma de unas cajitas de tesoro. Son materiales sueltos, piezas que no tienen fin definido, sino que cada niño va a imaginar infinitas posibilidades. Tiene una pedagogía y una teoría detrás”, aseguró Ania en una nota reciente. 

KURUMI: JUGUETES QUE CONECTAN CON LAS COMUNIDADES ORIGINARIAS

Kurumi, ideado por Paula Ellinger y cofundado con Sanny Purwin, es un emprendimiento que presenta una iniciativa única al conectar a los niños y niñas con las comunidades originarias. Nació de la observación de Paula sobre la alta huella ecológica de los juguetes de plástico y la búsqueda de regalos coherentes con un deseo de restaurar el planeta.

La conexión con las comunidades originarias se convierte en la base de Kurumi. Paula destaca que estas comunidades son guardianas del planeta, con profundo conocimiento de los recursos naturales. Al colaborar con ellas, Kurumi no solo ofrece juguetes sostenibles, sino que también genera oportunidades económicas para los pueblos originarios.

La colección de productos infantiles “Compañeros del Monte” de Kurumi destaca figuras de relatos tradicionales, tángramas, dados, sellos de huellas y rompecabezas, todos hechos con materiales naturales y sin el uso de plástico. Cada producto enseña sobre la flora, fauna y el modo de vida de las comunidades, invitando a una reflexión sobre nuestro consumo y nuestra relación con el planeta.

En un contexto donde la sostenibilidad se convierte en una prioridad, empresas como Awibi y Kurumi destacan por ofrecer alternativas conscientes que no comprometen la diversión ni la educación de los más pequeños. La elección de juguetes sustentables no solo contribuye al bienestar del planeta, sino que también siembra semillas de conciencia ambiental desde la infancia. Al apostar por emprendimientos de este estilo, no solo elegimos juguetes, sino la promesa de un futuro más verde y sostenible para las generaciones venideras.

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