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Concluyó la COP 28 con compromisos históricos y decisiones positivas en la lucha contra el cambio climático. Desde la eliminación progresiva de los combustibles fósiles hasta la creación de fondos para pérdidas y daños, este evento marca un paso significativo hacia un futuro más sostenible

La gran crisis que afronta el planeta, con economías y sociedades afectadas por la concentración de los grandes capitales y con regiones impactadas por las catástrofes ambientales, obliga a tomar decisiones urgentes y en la COP28 (28va conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) se trabajó sobre eso. Una tarea nada fácil y que ha quedado demostrado que tardará más de lo que se esperaba. 

Sin embargo, es esta misma crisis la que no permite a las grandes potencias despegarse de la utilización de los combustibles fósiles. La meta de descarbonizar la actividad productiva de cara al 2030 está cada vez más lejos y fue el tema clave del debate en la COP 28. Conscientes de que tanto China, como Estados Unidos e India, principales impulsores de la actividad económica del mundo, basan su economía en la explotación del gas y petróleo. 

De esta manera, lo que hasta hace algunos años era la utopía de la descarbonización, se plantea más como una “transición progresiva” de la eliminación de los fósiles de la energía considerados los principales responsables del calentamiento global. Analicemos los principales temas tratados en este crucial encuentro y las medidas clave acordadas para abordar cada uno de ellos.

En la reciente Conferencia de las Partes (COP28) sobre cambio climático, se alcanzaron compromisos históricos que apuntan hacia la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, considerados los principales culpables del calentamiento global. El acuerdo, destacando la urgencia de reducir los gases de efecto invernadero (GEI) de manera significativa, insta a las partes a contribuir con acciones concretas.

Una de las medidas clave es el compromiso de triplicar la capacidad de energía renovable para el año 2030, marcando un hito en la transición hacia fuentes más limpias y sostenibles. Simultáneamente, se busca duplicar la eficiencia energética a nivel global para ese mismo año, enfocándose en optimizar el uso de la energía de manera más efectiva.

Otro aspecto crucial es la reducción progresiva del carbón, donde se insta a acelerar los esfuerzos para disminuir gradualmente su utilización, sin depender únicamente de medidas de reducción. Este enfoque refleja la conciencia de la necesidad de abandonar gradualmente las fuentes más contaminantes.

La transición hacia una matriz energética más sostenible se plantea como un proceso equitativo. La COP28 subraya la importancia de llevar a cabo esta transición de manera justa, ordenada y equitativa. Este enfoque se considera crucial para lograr la neutralidad de carbono para el año 2050, donde las emisiones sean totalmente compensadas.

Estos compromisos, sin embargo, han generado opiniones divididas. Aunque representan un paso fundamental en la lucha contra el cambio climático, algunas voces señalan que el acuerdo podría haber sido más ambicioso en su llamado a la retirada progresiva de los combustibles fósiles. La discusión sobre la eliminación progresiva de estas fuentes de energía es, sin duda, un punto clave que seguirá generando debate y atención en futuros encuentros sobre el cambio climático.

La reciente Conferencia de las Partes (COP28) no solo marcó compromisos cruciales para la eliminación progresiva de los combustibles fósiles, sino que también estableció medidas concretas para evaluar y abordar de manera continua los desafíos del cambio climático.

El Balance Anual de Medidas se destaca por la introducción de un “diálogo anual” a partir de junio de 2024. Este enfoque innovador busca analizar de manera más frecuente y efectiva el cumplimiento de las metas establecidas en la lucha contra el cambio climático. La iniciativa representa un cambio significativo al eliminar la espera de 8 años para realizar un balance, proporcionando así una evaluación más dinámica y ágil de los progresos y desafíos en esta batalla global.

En el ámbito de las Metas de Adaptación Global, los países participantes acordaron realizar evaluaciones actualizadas de peligros climáticos y exposición a riesgos para el año 2030. Este enfoque proactivo busca fortalecer la capacidad de adaptación a nivel mundial. Además, se pretende establecer sistemas de alerta temprana y servicios de información para la reducción de riesgos, garantizando una preparación más efectiva frente a los impactos del cambio climático.

La “operacionalización” del Fondo de Pérdidas y Daños constituye otro logro significativo. Inicialmente concebido bajo la égida del Banco Mundial, este fondo busca compensar a los países más vulnerables a partir de 2024. Esta medida reconoce la necesidad de abordar los efectos adversos del cambio climático en naciones que, aunque generan menos emisiones, sufren las mayores consecuencias. Este fondo representa un paso tangible hacia la justicia climática al proporcionar recursos para mitigar los daños y pérdidas experimentados por las comunidades más afectadas.

Dentro de la dinámica de la COP28, no solo se sellaron compromisos cruciales para abordar el cambio climático, sino que también se presenciaron desarrollos positivos que fortalecen la acción global hacia la sostenibilidad.

El establecimiento del Fondo para Pérdidas y Daños, destinado a ayudar a países en desarrollo vulnerables, es un hito importante y demuestra un compromiso con la equidad y la solidaridad en la lucha contra los impactos del cambio climático. Su creación subraya la necesidad de recursos para mitigar las pérdidas sufridas por las naciones más afectadas.

La COP28 fue testigo de compromisos financieros sustanciales, con aportes notables como los US$ 3500 millones destinados al Fondo Verde para el Clima. Estos compromisos financieros son esenciales para respaldar iniciativas clave y proyectos que contribuyan significativamente a la mitigación y adaptación al cambio climático.

La convergencia de más de 120 países en respaldo a la Declaración de la COP28 sobre el Clima y la Salud destaca la creciente conciencia de la interconexión entre el cambio climático y la salud global. Este respaldo masivo subraya la importancia de abordar conjuntamente estos desafíos para proteger la salud de las personas frente a los crecientes impactos climáticos.

En un esfuerzo conjunto, más de 130 países respaldaron la Declaración sobre Agricultura, Alimentación y Clima. Este apoyo masivo refleja el reconocimiento de la necesidad de desarrollar estrategias que aseguren la seguridad alimentaria mientras se enfrenta al cambio climático, un desafío interrelacionado que demanda soluciones integradas y sostenibles.

El compromiso de 66 países para reducir las emisiones relacionadas con la refrigeración en un 68% es una señal clara de la disposición global para abordar aspectos específicos y urgentes de la crisis climática. La apuesta por la Refrigeración Sostenible destaca la importancia de acciones concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de sectores específicos.

En conclusión, la COP 28 no solo se destacó por sus compromisos fundamentales, sino también por estos notables desarrollos positivos que indican un impulso global hacia un futuro más sostenible y resiliente. Estas acciones colectivas refuerzan la idea de que la colaboración internacional es esencial para abordar los desafíos apremiantes del cambio climático.

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