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La energía nuclear ha surgido como una de las alternativas descarbonizantes más importantes de cara al futuro. Junto al hidrógeno verde prometen ser de las opciones más limpias, aunque también de las más caras. Conocé sus ventajas, desventajas y qué  países cuentan con ella en el mundo y Latinoamérica. 

En la búsqueda constante de fuentes de energía que impulsen el desarrollo sostenible, la energía nuclear emerge como una opción crucial y eficiente. Es que en la actualidad, las únicas fuentes disponibles a gran escala que con mínimo impacto en gases de efecto invernadero (GEI) en su operación son las energías renovables y la energía nuclear.

En este artículo, exploraremos qué es la energía nuclear, su proceso de obtención, su aporte a la sustentabilidad y sus diversos usos, así como un análisis de los países que han abrazado esta tecnología y los resultados obtenidos.

En un contexto que busca dejar atrás los combustibles fósiles, la llegada de nuevos modelos de producción energética son de vital importancia. No solo para descarbonizar el mundo, sino también para generar nuevas opciones de empleo verde. Es que para girar a la sustentabilidad hay que cambiar gran parte de los paradigmas vigentes. 

Yendo específicamente a la energía nuclear, se basa en la liberación controlada de energía contenida en los átomos. El proceso principal es la fisión nuclear, donde los núcleos atómicos se dividen, liberando una cantidad significativa de energía. Este fenómeno se produce en reactores nucleares diseñados para gestionar y aprovechar esta liberación de energía.

En el corazón de la generación de energía nuclear se encuentra la fisión nuclear controlada. Este proceso implica la división de átomos de uranio enriquecido, liberando calor y neutrones. Estos neutrones, a su vez, colisionan con otros núcleos de uranio, creando una reacción en cadena que libera una cantidad masiva de energía en forma de calor. Este calor se utiliza para generar vapor, que a su vez impulsa turbinas conectadas a generadores de electricidad.

La energía nuclear presenta una ventaja significativa al tener bajas emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con las fuentes tradicionales de energía. Al no depender de la quema de combustibles fósiles, contribuye de manera efectiva a la reducción de la huella de carbono.

A diferencia de algunas fuentes renovables, la energía nuclear proporciona una generación continua y estable de electricidad. Esto la convierte en una fuente confiable que puede complementar la intermitencia de fuentes como la solar o la eólica.

Al diversificar la matriz energética, la energía nuclear contribuye a reducir la dependencia de los combustibles fósiles, disminuyendo la vulnerabilidad a los precios fluctuantes del petróleo y gas.

Vale aclarar que el uso principal de la energía nuclear es la generación de electricidad a gran escala, alimentando ciudades y regiones enteras de manera eficiente. Esto no solo es un gran aporte a la sustentabilidad, sino también la gran oportunidad de conocer nuevas alternativas descarbonizadas. 

Por otra parte, también tiene un uso médico, ya que la radiación nuclear se utiliza en medicina para diagnósticos y tratamientos, como en la tomografía por emisión de positrones (PET) y en el tratamiento de ciertos tipos de cáncer. Sin contar además que los reactores nucleares también desempeñan un papel crucial en la investigación científica y el desarrollo de nuevas tecnologías.

Sin embargo también se plantean algunos desafíos que plantea su uso. Uno de ellos es la gestión de los residuos radiactivos que son peligrosos, buscando evitar impactos negativos en la salud humana y el medio ambiente. Otro factor importante es el riesgo de accidentes nucleares, los más conocidos históricamente fueron los de Chernobyl y Fukushima. A su vez, desde el punto de económico implica costos y tiempos de construcción elevados; mientras que desde el lado geopolítico un aspecto importante es la proliferación nuclear y su eventual riesgo en caso que esta tecnología se use con fines militares.

En el mundo existen 422 reactores actualmente en operación en un total de 33 países producen, lo que genera aproximadamente el 10,5 % de la electricidad mundial. Asimismo, según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) de Naciones Unidas,  a fines de 2022 había 58 unidades en construcción en 18 países entre los que se encuentran China, India, Corea del Sur, Rusia y Turquía. Todos ellos, conscientes de los desafíos energéticos y medioambientales, construyen nuevas plantas porque consideran que la energía nuclear es una fuente esencial para el presente y futuro de sus países.

Concretamente, el gigante asitático es el país líder del mundo con 55 unidades operativas y 19 reactores más en construcción. Le sigue en importancia India, con 8 reactores en construcción, así como Rusia y Turquía con 4 cada uno y Corea del Sur con 3. 

En América Latina sólo Argentina, México y Brasil cuentan con esta tecnología, aunque el peso en su matriz energética representa menos del 10%. En el caso de Argentina la generación nuclear es el 7,2% de la generación de energía del país, en México el 5,3% y en Brasil el 2,4%.  En el caso argentino existe una historia nuclear. 

Por otra parte, en un hito histórico para el país y sumando a su relevancia nuclear tradicional, Argentina está haciendo lo propio con la creación del reactor nuclear CAREM Acrónimo de Central Argentina de Elementos Modulares, esta estación busca empezar a generar energía limpia y abastecer distintos puntos estratégicos de la industria argentina.

En conclusión, la energía nuclear emerge como una herramienta valiosa para avanzar hacia un futuro sostenible. Su capacidad para generar electricidad estable con bajas emisiones la posiciona como un actor clave en la transición hacia una matriz energética más limpia y eficiente.

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