En un hito revolucionario para la tecnología y la inteligencia artificial (IA), científicos de la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (Estados Unidos) han logrado crear el primer ordenador viviente, denominado Anthrobot, a partir de 80,000 neuronas extraídas del cerebro de un ratón. Este avance pionero ha abierto la puerta a una nueva era en la computación, fusionando la biología con la tecnología para crear dispositivos que aprenden y procesan información de manera similar a los cerebros biológicos.
Un Biobot, en este contexto, es un ordenador viviente compuesto por neuronas reales. En el caso del Anthrobot, el proceso comienza con una sola célula derivada de un donante adulto. Estas células, en este caso provenientes de la tráquea, están recubiertas por cilios que se mueven para expulsar partículas, imitando el proceso natural de limpieza de las vías respiratorias. Estudios previos habían demostrado que estas células, cuando se cultivan en laboratorio, forman esferas multicelulares llamadas organoides.
Lo más innovador de esta investigación es la conexión de alrededor de 80.000 neuronas extraídas del cerebro de un ratón a un cable de fibra óptica y una red de electrodos. Estos elementos permiten que las células nerviosas experimenten tanto la luz como la electricidad fuera de un entorno cerebral. Esta técnica ha superado las barreras entre la biología y la tecnología, dando lugar a la creación de un ordenador que procesa información de manera análoga a un cerebro biológico.
NEUROMORFOLOGÍA Y COMPUTACIÓN
El Anthrobot funciona mediante una forma de computación llamada neuromórfica, que imita el funcionamiento de las neuronas. A diferencia de los chips electrónicos convencionales, este ordenador utiliza neuronas reales para procesar información. La computación neuromórfica busca lograr una eficiencia equivalente a la de un cerebro biológico con un consumo de energía reducido, abriendo las puertas a avances significativos en inteligencia artificial.
La investigación dirigida por Andrew Dou ha demostrado que el Anthrobot, a pesar de su simplicidad actual, puede reconocer patrones de luz y electricidad. Este avance plantea la posibilidad de desarrollar robots pensantes en el futuro, marcando un hito en la convergencia entre biología y tecnología.
IMPACTO POTENCIAL Y FUTURO DE LOS BIOBOTS
La conexión entre neuronas vivas y la computación neuromórfica sugiere un futuro emocionante para la inteligencia artificial y la robótica. Los biobots podrían ofrecer una eficiencia sin precedentes en el procesamiento de información, allanando el camino para avances significativos en campos como la medicina y la inteligencia artificial.
Aunque el Anthrobot actual solo puede reconocer patrones simples, este es solo el comienzo de una nueva era en la que la integración de neuronas vivas en la tecnología podría llevar a la creación de sistemas mucho más complejos y sofisticados. La investigación presenta un cambio paradigmático en la forma en que concebimos la computación y plantea preguntas intrigantes sobre el futuro de la inteligencia artificial y la intersección entre la biología y la tecnología.
Se espera que el avance de estos bots presente nuevas oportunidades. De mercado, por un lado y de desarrollo por el otro. Los biobots representan un paso audaz hacia un futuro donde la frontera entre lo biológico y lo tecnológico se desvanece, dando paso a una era emocionante de posibilidades y descubrimientos en el campo de la informática y la inteligencia artificial.
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