Que la Tierra es un “hervidero”, no es novedad: estamos con olas de calor en Europa, Estados Unidos, China y otros países, en algunos casos con niveles más que sorprendentes. Esto se da en un marco progresivo de calentamiento global, que se acelera y, según el IPCC (Panel Intergubernamental del Cambio Climático) a este ritmo la temperatura global podría aumentar 3,2°C hacia 2100 (más del doble de la meta de 1,5°C respecto a la etapa preindustrial).
No hay dudas de que los esfuerzos internacionales por reducir el calentamiento global son la mejor manera de avanzar hacia una solución ambiental que mejore la situación actual del planeta. Pero parece que eso no alcanza o al menos no está dando aún el resultado esperado.
Los organismos internacionales vienen realizando desde hace algunos años atrás diversos acuerdos y pactos para reducir el impacto ambiental. Parte de ellos los citamos en nuestra nota sobre la triple agenda ambiental, que incluye Acción climática, Desarrollo sostenible y Conservación de ecosistemas y biodiversidad.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) es una de ellas, cuyo secretario general António Guterres realizó fuertes declaraciones evidenciando la negativa de algunos países potencia a reducir el consumo de combustibles fósiles.
Es que el hombre hizo mover el mundo con un anuncio que muchos esperaban algunos años más adelante. Para Guterres la era del calentamiento global ha llegado a su fin y ahora enfrentamos la preocupante “ebullición global”.
Estas palabras llegaron en un momento crítico, coincidiendo con el anuncio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirmando que julio de 2023 será el mes más caluroso jamás registrado.
¿HACIA DÓNDE VAMOS?
“El cambio climático está aquí. Es aterrador. Y esto es solo el principio”, enfatizó Guterres durante su discurso, instando a los líderes mundiales a tomar acciones concretas de inmediato para abordar esta crisis sin precedentes.
Con el informe presentado por la OMM y el observatorio europeo Copernicus, que pronostica julio de 2023 como “muy seguramente el mes más cálido jamás registrado”, queda en evidencia la urgencia de la situación.
Las consecuencias del aumento de temperaturas son devastadoras y ya se hacen sentir en diferentes partes del mundo. Guterres lamentó las tragedias que están ocurriendo, como niños arrastrados por las lluvias monzónicas, familias huyendo de incendios y trabajadores colapsando bajo el calor extremo. La realidad del cambio climático es innegable, y según el secretario general de la ONU, los seres humanos son los principales responsables de esta crisis.
El informe de la OMM mostró que las emisiones antropogénicas, es decir, aquellas generadas por el hombre, son la causa directa de estos preocupantes aumentos de temperatura. Esto refuerza la necesidad de tomar medidas drásticas para reducir las emisiones y frenar el cambio climático.
Guterres hizo un llamado urgente a la acción y señaló la inaceptable inacción por parte de algunos sectores, especialmente el de los combustibles fósiles. “El aire es irrespirable, el calor es insoportable. Y los niveles de beneficios que generan los combustibles fósiles y la inacción climática son inaceptables”, recalcó. Además, insistió en que los líderes deben liderar y dejar atrás las excusas y vacilaciones.
Con julio de 2023 encaminado a romper récords de temperaturas, la realidad del cambio climático está más presente que nunca. Los llamados de Guterres a la acción inmediata y decisiva son una advertencia clara y urgente para que la comunidad internacional se una en la lucha contra la “ebullición global” y sus devastadoras consecuencias en el medio ambiente y la humanidad. La hora de actuar es ahora.
Infografía: La medida en que las generaciones actuales y futuras experimentarán un mundo más cálido depende de las acciones actuales
Fuente: IPCC
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