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El término “Silicon Valley” se acuñó en la década de 1970 para describir la concentración de empresas tecnológicas en la región. Hoy, casi cincuenta años después, es un gran ejemplo de innovación y su modelo es replicado en decenas de nodos tecnológicos del mundo. Conoce sus claves y su importancia.

Silicon Valley, ubicado en la región de la Bahía de San Francisco en California (Estados Unidos), ha surgido como un verdadero motor de innovación y desarrollo tecnológico en las últimas décadas. Este enclave geográfico se ha convertido en sinónimo de avances tecnológicos revolucionarios, atrayendo a emprendedores, inversionistas y talentos de todo el mundo. Este polo es de tal magnitud que allí están instaladas compañias vanguardistas como Adobe, AMD, Apple, Cisco, Ebay, Google, Hewlett-Packard, Intel, Nokia, Oracle Yahoo!, Tesla Motors, NVIDIA, PayPal, Meta, RAPPI y Twitter, por citar las de más renombre.

Sin dudas estamos ante un gran ejemplo de cómo sostener políticas en el tiempo puede generar grandes cambios en conjunto a la ayuda de los grandes capitales. Un hito que rompe con el mito de Estado y empresas en dos veredas opuestas y los muestra como partes de la misma carta. 

En este artículo, exploraremos el origen y el desarrollo de Silicon Valley, y analizaremos cómo desde esta área geográfica se ha logrado liderar el desarrollo tecnológico en la actualidad pero como también ha sentado las bases que hoy permiten a los principales países del mundo invertir en la economía del conocimiento.

ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO COMO BASE DEL PROGRESO 

El término “Silicon Valley” se acuñó en la década de 1970 para describir la concentración de empresas tecnológicas en la región. Sin embargo, sus raíces se remontan a varias décadas atrás. Durante la Segunda Guerra Mundial, la región fue un importante centro de investigación y desarrollo para la industria de defensa. Posteriormente, en la década de 1950, empresas como Hewlett-Packard (HP) establecieron sus sedes en la zona, sentando las bases para la futura explosión tecnológica.

Sin embargo, no todo fue tan fácil como parece, ya que para convertirse en lo que es hoy, no solo necesito del apoyo de la gestión pública, sino fundamentalmente de elevados niveles de inversión y colaboración de un conjunto de compañías innovadoras. Basado en un sistema estrictamente capitalista, los ecos de la guerra dejaron en claro que en el futuro el poder sería justamente la tecnología. 

Para ello, Silicon Valley ha fomentado una cultura de colaboración, donde las empresas y los emprendedores se benefician de la proximidad física y comparten conocimientos, recursos y contactos. La mentalidad de “coopetencia” es la que les ha permitido avanzar y que las empresas trabajen juntas en áreas de interés común mientras compiten en otros aspectos. Esta interacción constante y la creación de redes han generado un ecosistema empresarial dinámico y altamente innovador.

Otro de los grandes ecos de las últimas décadas fue la necesidad de valorar a las grandes mentes y creadores del progreso humano. Tal como sucedió con el éxodo de científicos nazis o rusos a los Estados Unidos, muchos políticos norteamericanos decidieron aprovechar estas mentes para fortalecer el esquema del conocimiento norteamericano. 

Por esta razón, la presencia de la Universidad de Stanford ha sido fundamental para el éxito de Silicon Valley siendo un semillero de talento fomentando la investigación y la transferencia de tecnología. Muchos emprendedores y líderes tecnológicos destacados surgieron de Stanford, y su influencia se ha extendido a otras instituciones académicas en la región.

TECNOLOGÍA COMO BASE EMPRESARIAL 

Todas estas medidas impulsadas desde la década de los 70 sin dudas demuestran 2 grandes cuestiones para pensar en las ciudades del futuro. Por un lado la importancia de tomar decisiones, mientras que por el otro lado lo fundamental que es sostener los procesos en el tiempo

Asimismo, es necesario explicar que sin el apoyo empresarial, ordenado y orientado hacia el progreso tecnológico como base del crecimiento nacional, dificilmene se hayan alcanzado resultados tan satisfactorios. Es que esta sinergia  sienta las bases de una nueva estructura donde el Estado y el núcleo empresario no compiten, sino que se benefician mutuamente. 

Esto le ha permitido a Silicon Valley liderar el desarrollo tecnológico en la actualidad debido a su capacidad para adaptarse a los cambios y anticipar las tendencias emergentes. Además  ha pasado de ser conocido principalmente por la industria de semiconductores a convertirse en un centro de innovación en áreas como la informática, internet, software, biotecnología, inteligencia artificial y más recientemente, la tecnología blockchain. 

Toda esta estructura de políticas y medidas ha permitido que la región se mantenga a la vanguardia de los avances tecnológicos y continúe liderando el desarrollo en múltiples sectores al mismo tiempo que ha significado una gran atracción de talento de todo el mundo debido a su reputación como epicentro tecnológico y a las oportunidades de crecimiento y desarrollo profesional que ofrece. 

En la actualidad, hablar del Silicon Valley es un sinónimo del desarrollo tecnológico a gran escala y de cómo se ha logrado convertir también en uno de los ejemplos que las grandes ciudades y capitales buscan replicar en sus nodos tecnológicos. 

Sin dudas hay un antes y un después del Silicon Valley y aunque se trate de un proceso que ya lleva al menos cincuenta años, hoy refleja un gran ejemplo del modelo a seguir para cumplir con los requisitos del futuro.  

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