Avanzar hacia ciudades inteligentes y sustentables depende del esfuerzo articulado de todos los actores de la sociedad. Las empresas son uno de los más importantes y, a su vez, también los que más han empezado a trabajar por su cuenta y articulando con los distintos gobiernos en cómo reducir el impacto de la industria. La 4ta Convención Cema 2022 sobre “Sustentabilidad: retos y avances actuales” fue un claro ejemplo de esto.
Convencidos del cambio posible, referentes de algunas de las compañías más importantes de Argentina se reunieron en el barrio porteño de Puerto Madero para poner en común los trabajos realizados hasta el momento y poder compartir experiencias que sirvan de inspiración .
Temas como la electromovilidad, biocombustibles y urbanización llenaron los paneles de conocimiento, pero uno de los ejes centrales y más importantes del evento fue la realidad de la transición energética en el país y en la región al mismo tiempo que se comparó con la situación Europea, explicada por panelistas internacionales provenientes de la Unión Europea.
Allí, diversos especialistas se hicieron presentes para dar a conocer la situación. Bajo la coordinación de Guillermo Pedoja, vicepresidente de la Cámara Empresaria de Medio Ambiente (CEMA), se repartieron la palabra José Brillo, presidente de la Agencia de Inversiones de Neuquén (AIN); Pedro Torres Ballesteros representante de la Comisión Europea; Javier Pastorino, Vice Presidente de Siemens; Marco Leone, Consejero Económico y Comercial de la Embajada Italiana en Argentina; Gonzalo Medina, Director Ejecutivo de la Agencia de Inversión de Río Negro y Andrea Rocca, Director de transición energética de Tecpetrol. Todo bajo la atenta mirada y coordinación de Claudio Farabola, representante de la Eurocámara Argentina.

Entre los distintos referentes, la sensación de la situación regional es clara. Aún se está lejos de la realidad europea, pero Argentina dispone de los recursos naturales necesarios para avanzar en la transición energética. El objetivo ahora es lograr consenso y políticas públicas que impulsen este tipo de nueva transición.
Tal como explicó Pedoja al inicio de su exposición, esta transición debe incluir tanto al petróleo como al gas y “es necesario que existan proyectos de reconversión de la matriz energética que permitan empezar a utilizar otros combustibles más allá del hidrógeno”.
Además, catalogaron a este desafío como “la prioridad argentina” durante los próximos diez años y se trata de una transición que debe ser conjunta entre el sector privado y los distintos estratos del sector público.
Es por eso que una de las preocupaciones del sector y también de Farabola es conocer la realidad de las empresas y las urgencias que tienen de cara al futuro: “Queremos ver qué desafíos están teniendo las empresas y que les están complicando la vida. Qué es lo que da la que hay dos temas que se hablaron. La seguridad energética es uno de esto”.
En ese sentido explicó que hay dos grandes desafíos previos a comenzar la transición: “El ahorro y la eficiencia energética domiciliaria y de las PyMES y, por el otro lado, la distribución de la energía. Quién de nosotros no tiene una estufa de tiro balanceado que desperdicia el 60% del gas empleado”, se preguntó irónicamente.
Pese a que la diferencia con Europa, por ejemplo, donde se viene trabajando durante los últimos 20 años en el ahorro energético, para el especialista “Argentina tiene la capacidad para tener un sistema energético multinivel con energía bien distribuida con la utilización de renovables en áreas remotas, para lo que cumplen un rol fundamental los proyectos energéticos basados en la energía hidráulica y eólica”.
Desafíos
Los grandes desafíos que encuentra el país hoy por hoy están referidos a la toma de decisiones incluso por encima de la realidad de la infraestructura. Si bien es cierto que aún restan diversas obras y tecnologías en el país, el primer paso para empezar a atraer las inversiones necesarias es la toma de medidas públicas.
Para ello, la convención CEMA destacó la importancia de conocer la realidad de las empresas y su transición energética para así poder dialogar y consensuar con el Estado Nacional de cara a las nuevas medidas.
De nada sirve que, por ejemplo, una empresa automotriz gire su producción hacia la electromovilidad si no van a ser una realidad los puntos de carga disponibles en todo el territorio. De la misma forma que no sirve de nada la organización de las empresas si no hay subsidios o planes ambientales que unifiquen el esfuerzo empresarial con el público.
Para ello es necesario que los gobiernos puedan abrirle paso a las empresas, pero también que estas tengan un fuerte componente social además de ambiental para lograr una bajada importante a la realidad del país. El trabajo debe ser conjunto, de eso no hay dudas y el ejemplo a seguir, por el momento, es el de Europa y su prolija transición.
Realidad europea y bajada latinoamericana
“La forma de ver el futuro y los negocios, pero también de entender que la energía es algo central para las civilizaciones nos va a llevar a hacer grandes cambios entre Europa y América Latina. Argentina va por el buen camino”, expresó Marco Leone, consejero Económico y Comercial de la Embajada Italiana.

Desde hace más de dos décadas la Unión Europea ha empezado a trabajar en su transición energética, conscientes de que, más temprano que tarde, se trataría de un tema central en la negociación internacional. Pedro Torres Ballesteros, representante de la Comisión Europea y especialista con más de 30 años en la materia, expresó por medio de su aparición virtual en el evento: “Siempre habían tres cosas fundamentales en la cuestión energética: el componente ambiental, la accesibilidad de la energía y la seguridad del suministro. Hoy, después del Acuerdo de París se agregó la idea del Pacto Verde, por lo que se abocaron los esfuerzos a la neutralización de los Gases de Efecto Invernadero (GEI)”.
El éxito de la experiencia europea resulta vital para comprender los procesos y encarnar una transición nacional. Lo saben muy bien desde CEMA, por eso mismo han elaborado este evento conjunto a la Eurocámara Argentina y han escuchado atentamente las palabras de Ballesteros: “Queremos reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Hemos adoptado una serie amplia de medidas energéticas que implican reducir la demanda de gas y adoptar patrones de comportamiento que supongan una mayor eficiencia energética”.
Para Ballesteros, al igual que para Leone, es fundamental articular mecanismos solidarios entre los distintos países: “Ya tenemos los 27 Estados miembros de diseñar nuevos planes de eficiencia energética para reducir nuestro consumo. Rediseñando nuestros planes de inversión para favorecer la energía renovable y estamos desarrollando el hidrógeno verde que vemos como una de las salidas donde no llega otro componente energético”.
En ese sentido, explicó que “Argentina viene bien encaminada en la transición” y celebró que existan espacios de colaboración corporativa para encaminar una nueva matriz energética.