La aceleración tecnologica ha permitido desarrollar y aplicar diversas alternativas facilitadoras en la vida cotidiana, como un cepillo de dientes que hace el trabajo por nosotros o una cafetera programada con el café recién servido en la mañana o lógicamente una computadora con la que realizamos múltiples tareas. Pero…¿Qué sucede con estos artefactos eléctricos y electrónicos una vez que acaban su vida útil?
Un dato a tener en cuenta es que, si bien se vienen realizando diversas campañas de concientización sobre esta temática, solo en el 2021 se acumularon unas 57,4 millones de toneladas de este tipo de residuos en todo el mundo ¡Más de lo que pesa la famosa Muralla China! y se espera que supere los 70 millones anuales para el 2030.
Para garantizar su funcionamiento, estos artefactos cuentan con una gran proporción de componentes no renovables, que tienen un potencial contaminante muy elevado en caso de no ser bien tratados en su gestión residual. Pero adicionalmente, y más importante aún, es que pueden reciclarse y utilizarse en electrodomésticos y otros dispositivos a futuro. Por esta misma razón, desde la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y los distintos Gobiernos Nacionales han elaborado un Manual de Gestión Integral de los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE).
En Argentina, como en tantos otros países, esta iniciativa está orientada, en la mayoría de los casos, a generar trabajo y avanzar hacia la instalación de una Economía Circular Nacional. “Tiene como objetivo contribuir con la capacitación de los distintos actores del mundo del trabajo, gestores de residuos, organizaciones sociales que trabajan sobre temas ambientales y laborales, entre otros actores de interés, acerca de los desafíos y las oportunidades que presenta la gestión de RAEE”, explican en la página oficial del Gobierno.
En tanto, el prólogo del manual ya establece que, en un “contexto de crecimiento sostenido de la producción de aparatos eléctricos y electrónicos es fundamental poder avanzar hacia modos de producción y consumo responsables, tal como se establece en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 12)”. En otras palabras, los RAEE son inicialmente, una de las estrategias para mejorar la condición ambiental de los países de cara al cumplimiento de la Agenda 2030.
Este manual es producto del trabajo de la OIT y su proyecto nombrado “De los residuos electrónicos a la creación de empleo: movilización del mundo del trabajo para manejar mejor los desechos eléctricos y electrónicos en América Latina” y se da en el marco del plan internacional que impulsa el “fortalecimiento de las iniciativas nacionales y mejora de la cooperación regional para la gestión ambientalmente racional de los contaminantes orgánicos persistentes (COP) en residuos de aparatos eléctricos y electrónicos de países latinoamericanos (PREAL)”.
Argentina y RAEE
Argentina no le escapa a la realidad mundial en cuestión de RAEE, a tal punto que se registra un promedio de entre 10 y 12 kilos de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos anuales por persona, lo que se traduce en 500.00 toneladas, de las cuales solo un 8% es reutilizado.
El país se encuentra por debajo de la media mundial, ya que según el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, al menos un 80% de esos desechos electrónicos acaba como relleno sanitario o en basurales a cielo abierto, sin la gestión del reciclaje adecuado.
Para evitar los altos niveles contaminantes de estos componentes, desde Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible argentino se co-ejecuta el proyecto “Fortalecimiento de iniciativas nacionales y mejora de la cooperación regional para la gestión ambientalmente racional de los Compuestos Orgánicos Persistentes (COPs) en Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE)”.
La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) es la agencia implementadora, cuyo socio ejecutor en Argentina es el Centro Regional Basilea para América del Sur (CRBAS). La entidad financiadora del proyecto es Global Enviroment Facility (GEF), el cual cuenta además con cofinanciamiento del gobierno nacional, universidades y el sector privado.
Por medio de este proyecto no se busca solamente generar campañas de concientización sobre esta problemática a nivel nacional, sino también impulsar medidas que permitan “fortalecer las políticas públicas en relación a la gestión de RAEE, mejorando y/o ampliando la capacidad nacional de las instalaciones/infraestructura de desmantelamiento y reciclaje de residuos electrónicos. Asimismo, promueve políticas que permitan el reciclaje y el aprovechamiento de los materiales”. Por otra parte, diversas ONG como e-basura ayudan a controlar esta temática.
Contaminación de los RAEE
No solamente el plástico y el metal son grandes agentes de contaminación en estos residuos, sino también diversas sustancias peligrosas como el cadmio, mercurio, plomo, arsénico, fósforo, aceites químicos que generan la emisión de Gases de Efecto Invernadero como los clorofluorocarbonos (CFC), hidroclorofluorocarbonos (HCFC), hidrofluorocarburos (HFC), hidrocarburos (HC) o amoniaco (NH3) que afectan directamente la Capa de Ozono.
Estos componentes son los que permiten y garantizan el funcionamiento de los electrodomésticos o computadoras, son altamente perjudiciales para la salud humana y el medioambiente si no son gestionados y tratados de la forma correcta.
Por otra parte, estos compuestos mencionados no son recursos renovables, por lo que su utilización no puede ser desmedida o desconsiderada con la ardua tarea de obtener el material. Por esta razón es necesario darles un correcto tratamiento.