La carrera por la descarbonización de la movilidad es sin dudas uno de los desafíos más importantes de esta década. Poder convertir al transporte en un sistema de cero emisiones es la ambición de organismos internacionales y gobiernos. Aunque los motores eléctricos son la opción más utilizada, algunas empresas optan por desarrollar otro tipo de alternativas.
Una de las que dio el ejemplo de esto fue Toyota, quien aseguró que junto a Yamaha, trabajarán en la generación de nuevas motorizaciones alternativas como el hidrógeno verde, dentro de su estrategia de transición hacia la electromovilidad.
Desde Toyota buscan poder disminuir la cantidad de emisiones con un combustible con mayor potencia que sea capaz de representar lo que han logrado construir a lo largo de todos estos años. Para los amantes de los motores se trata de un desafío en el que deberán equilibrar el cuidado ambiental por la pasión por la mecánica ruidosa de gran potencia.
Ahí es donde aparece el hidrógeno, tildado como combustible del futuro. La intención de la empresa es poder profundizar los desarrollos que vienen llevando a cabo en motores de diversas tecnologías impulsados por hidrógeno verde. Todo esto más allá que aún no es un combustible difundido en el mercado global.
Independientemente de los desarrollos propios de Toyota en la materia, también se dio a conocer la intención de esta firma junto a Yamaha es poder convertir y adaptar el motor del famoso V8 y realizar las pruebas con los combustibles que se encuentran a disposición. Esta jugada estratégica se da en el marco del acuerdo existente entre ambas compañías y en un escenario en que este combustible es impulsado por Japón en su búsqueda de independencia energética y una huella de carbono neutra.
En relación a este combustible es necesario entender que hay distintos tipos de hidrógeno utilizables y cada uno de ellos tiene distintas consecuencias para el medio ambiente. Por un lado, de mayor contaminación a menor, el hidrógeno gris, producido con combustibles fósiles genera sustanciales emisiones de CO2, lo que la transforma en una alternativa que no es viable para el desarrollo sustentable. Sin embargo, es la más utilizada en la actualidad, en un 95%.
Por otro lado, el hidrógeno azul, que sigue requiriendo combustibles fósiles para su creación, se plantea como una alternativa baja en carbono. Sin embargo, no se trata de una alternativa amigable ni confiable con el medio ambiente.
En la última escala de los hidrógenos, se puede ubicar al turquesa, que si bien no emite CO2, utiliza gas natural. Por su parte, hidrógeno verde, que recibe ese nombre por ser producido a partir del uso de energías renovables, constituyendo una alternativa totalmente sostenible. Sin embargo, su producción aún no se encuentra masificada y tampoco es usual.
La intención de los japoneses de girar hacia este tipo de combustible forma parte del plan estratégico de la empresa para avanzar hacia la electromovilidad, que de hecho ya propuso un modelo con este funcionamiento. Claro que se trata de un vehículo que, por el momento, tiene dificultad para masificarse en el mercado, no solo por su precio sino por su baja adaptabilidad a la vida cotidiana por la falta de puntos de carga de hidrógeno a nivel global.
Desde el punto de vista técnico, el hidrógeno se almacena en un tanque en estado gaseoso y, mediante un proceso de electrólisis inversa, genera electricidad y abastece a una batería que alimenta un motor eléctrico. De esta manera, el vehículo es capaz de almacenar grandes cantidades de combustible por la facilidad de compresión y asi conseguir una gran autonomía.
Si bien los técnicos de Yamaha que se encuentran diseñando el motor V8 para Toyota no especificaron sobre el tipo de hidrógeno que utilizarán para la propulsión de los motores de combustión interna, todo parece indicar que se trata del hidrógeno verde y esperan tenerlo a la venta para el 2030.
Claro que para ello no solamente deberán esperar que se expandan las fábricas extractoras del combustible por medio de la hidrólisis, sino también que haya estaciones de almacenamiento, uno de los principales problemas. Para eso desde la empresa explicaron que utilizarán el mismo bloque pero con modificaciones en los inyectores, las culatas, el colector de admisión y otros elementos. Ofrecerá, según Yamaha, 450 CV a 6.800 rpm y 540 Nm a 3.600 rpm, menos potencia pero más par disponible de forma más temprana.
El que se refirió al respecto fue el presidente de Yamaha, quien aseguró: “Estamos trabajando para conseguir la neutralidad de emisiones de carbono en 2050”. Sin embargo, se estima que la transición tardará un tiempo más que en las empresas que se adaptan a la electromovilidad ya que, según expresó el dirigente: “El motor está en el nombre de nuestra compañía y, como consecuencia, tenemos una gran pasión y nivel de compromiso con los motores de combustión interna. Los motores de hidrógeno cuentan con el potencial de ser neutros en emisiones a la vez que mantienen viva la pasión por los bloques de combustión interna. Esta es la forma en que queremos liderar el camino hacia el futuro”, concluyó.
Pero Toyota no solo apuesta al hidrógeno. La compañía también dio a conocer una línea de vehículos eléctricos, algunos de los cuales incluso ya se encuentran en Argentina. Se trata de la Rav4 PHEV y el Prius PHEV son dos híbridos “plug in” o “enchufables”.
Así como Toyota, la mayoría de las terminales automotrices tienen la intención de transicionar hacia la electromovilidad. ¿Preferís los motores eléctricos o a combustión?