El esfuerzo por enfrentar el desafío del cambio climático ha obligado a las distintas empresas del mundo a adaptarse a un futuro sostenible y amigable al medio ambiente. La necesidad de reducir la contaminación generada en la producción, pero también en la utilización de los diversos servicios brindados por la industria, ha llevado a pensar nuevas estrategias de mitigación.
Una de las adaptaciones más urgentes e importantes a la que se han sometido las compañías automotrices más importantes del planeta es al impulso de la movilidad eléctrica por medio de sus nuevos modelos, que dejan de contar con motor a combustión.
La solución total aún parece lejana, sin embargo, la transición ahora es acompañada por una política industrial y una nueva ley de un mercado que empieza a girar hacia la sostenibilidad.
Con el objetivo de reducir las emisiones para el 2030 y lograr la descarbonización total para el 2050, las empresas han presentado sus primeros modelos eléctricos en paralelo que instalan distintas estaciones de carga eléctrica por los continentes.
En esta oportunidad, la que ha puesto primera en la marcha con respecto a la obligación sostenible de las empresas es Nissan México, quien, desde 2018 viene prometiendo realizar diversas tareas para convertirse en la primera flota verde del país.
La empresa también ha logrado reutilizar el 100% de sus residuos tratando de no dejar basura disponible capaz de contaminar y, según lo explicaron los propios dirigentes de la compañía. De hecho, en palabras de Marco Rivera, gerente del sector de Medio Ambiente y Energía de Nissan México, aseguró:“Nuestras plantas , además de integrar lo último en tecnología aplicada para el ensamble de vehículos, también incorporan rigurosos sistemas de reciclaje que nos permiten valorizar cada uno de los residuos sólidos y líquidos de la planta, creando un verdadero equilibrio con el medio ambiente”.
Para ello, la empresa no solamente trabaja con los residuos materiales de la fabricación de vehículos, también tiene en cuenta la utilización de los recursos naturales durante todo el proceso de elaboración de los rodados. En ese sentido, le realiza el tratamiento al 100% de las aguas residuales generadas por su fábrica, permitiendo que la misma pueda ser utilizada en riegos u otros procesos internos de la industria, lo que ha permitido que dentro del ranking global de plantas de la Alianza Renault-Nissan en eficiencia en el uso de agua, A1 en Aguascalientes y CIVAC en Morelos se encuentren en la segunda y tercera posición respectivamente.
No se trata solamente de reciclar el agua, sino también dispensar algunas estrategias de reciclaje de residuos sólidos, para lo que llevan a cabo la recuperación térmica de la energía contenida en residuos con alto poder calorífico al co-procesar la energía contenida en las natas de pintura, así como la sustitución de empaques desechables por empaques retornables.
Dentro de las políticas de Nissan, está prohibido utilizar envolturas metálicas y recipientes de unicel para lograr eliminar la generación de residuos de baja valorización que son altamente impactantes para el suelo y tardan demasiado tiempo en desintegrarse. Todo esto forma parte del programa de “Minimización del uso de nuevos recursos naturales” promovido por el Nissan Green Program del año 2016.
El reciclaje de materiales forma parte del compromiso de cuidado y mejora del medio ambiente incluidos dentro del pilar de «Minimización del uso de nuevos recursos naturales» contenido en el Nissan Green Program 2016.
Para conseguir avanzar en esta transición, tanto desde la empresa como desde el gobierno mexicano se han puesto como estrategia realizar un convenio para facilitar la llegada de la electromovilidad. De hecho, el gobierno de Jalisco ya ha adquirido tres unidades del Nissan LEAF, que funciona 100 % con energía eléctrica. Las baterías de este auto son utilizadas por el Amsterdam Arena para reducir la contaminación.
De esta forma, la compañía automotriz líder en México supone un gran crecimiento en cuestiones sustentables logrando, por un lado incentivar el desarrollo de la electromovilidad, pero por el otro -y no de menor importancia-, lograr una producción con el menor impacto ambiental posible. ¿Podrá la industria automotriz reducir sus contaminantes en el continente?